Hace un poco más de un mes , el 5 de mayo, Carlos Marx cumplía 201 años. Sin ser un gran conocedor de su obra, me preguntaba qué podría encontrar en sus escritos y que pudieran ser interesantes para la acción política en el ámbito del llamado “municipalismo”, que es mi área de trabajo.
Haciendo una rápida panorámica, podemos apreciar que no hay una reflexión importante de la izquierda del siglo XX sobre temas municipales. Puede ser que el impacto de la revolución bolchevique y la toma del “Palacio de Invierno” hayan contribuido a instalar la idea de la toma del “poder central” y a su vez invisibilizar los espacios locales como espacios de poder
El socialismo chileno no escapaba a esa situación. Sin embargo comenzaron a aparecer interesantes reflexiones que, especialmente cientistas sociales españoles como Jordi Borja y Manuel Castells , produjeron hacia fines de los 70 con las elecciones municipales post franco y el debate sobre las autonomías.
Muchas otras experiencias europeas como la alemana y la belga fueron también importantes para tener una idea de cómo se iba valorando lo regional y lo local, no solamente como espacios de administración sino como espacios de participación y poder.
Pero, qué encontramos en los escritos del “Barbón de Marras” (como decía Don Cloro Almeyda en sus clases de Isla Dawson, mientras estaban presos). En el libro “La guerra civil en Francia”, Marx sostenía que “una vez establecido el régimen comunal, el antiguo gobierno centralizado tendría que dejar paso también en las provincias a la auto administración de los productores. Es decir, planteaba el tema de la descentralización del poder. Pero es ciertamente en “La Comuna de París”, donde el pensador alemán instala una importante reflexión de lo que podríamos llamar una mirada de tipo municipalista expresada en la participación de los vecinos de los barrios en la gestión de los asuntos públicos.
Por su parte, Engels es quien entra a lo que podríamos definir como uno de los primeros estudios de calidad de vida urbana cuando escribe “La situación de la clase obrera en Inglaterra”, texto en el que plasma sus observaciones sobre la ciudad de Manchester. Este libro junto a “Contribución al problema de la vivienda”, indica la preocupación incipiente por el problema de las ciudades. En estos libros, Engels reflexiona sobre el conceptos de alienación y lo relaciona con la explotación urbana, fenómenos que podemos observar en nuestras ciudades hoy en día.
Son aportes interesantes, tanto como lo son las herramientas conceptuales que, a partir del materialismo dialéctico y el materialismo histórico, resultan muy útiles para comprender como podemos abordar el debate sobre las desigualdades territoriales, tan presentes en los problemas que los municipios deben abordar cotidianamente.
Así, podemos afirmar que las relaciones espaciales y las dinámicas territoriales son expresiones concretas de las relaciones sociales, producidas y reproducidas por el modo de producción capitalista. Es decir, hay una relación intrínseca entre sociedad y territorio. El geógrafo británico David Harvey ha contribuido ampliamente con sus investigaciones sobre estas materias.
El marxismo, a mí juicio es la teoría crítica sobre sociedad y economía capitalista de mayor trascendencia hasta nuestros tiempos y, como hemos señalado, nos entrega diversos aportes para realizar nuestros análisis y nuestras tareas políticas. Y por cierto no lo entendemos como doctrina sino como método.
Marx concentró parte importante de sus preocupaciones y estudios en lo que llamamos la acumulación de capital, a partir del proceso de la producción industrial, que es la realidad concreta que le tocó vivir.
Es así como en el “Manifiesto Comunista” y particularmente en “El Capital”, va cimentando elementos conceptuales muy útiles para el análisis de la ciudad.
Hoy por hoy, el desarrollo urbano corresponde a uno de los principales procesos de acumulación del capital. Al estar concentrada la mayoría de la población mundial en las ciudades, sobre el 80% y los municipios viven día a día los efectos, en su mayoría negativos, de la urbanización, particularmente cuando va de la mano de la especulación inmobiliaria y el gobierno local carece de normas regulatorias sobre el uso del suelo.
Muchas veces se nos ha dicho que el marxismo es un cuerpo teórico obsoleto y anticuado. Pero analicemos porque creemos desde nuestra perspectiva que no es así.
Veamos, la contradicción propia en nuestras sociedades se ha trasladado en gran parte desde el ámbito de la empresa o la fábrica al del territorio. La contradicción capital-trabajo se manifiesta de manera algo difusa por las múltiples formas de los objetos o materias que la expresan y que son tan disimiles como son la vivienda, la seguridad, el trabajo precario, las migraciones, la contaminación ambiental, el patrimonio y la movilidad-transporte. “Una confusión que dificulta la construcción de proyectos simétricos oponibles”, como señala David Harvey, cuestión que también plantea Henri Lefebre, quien a partir de su libro “El derecho a la ciudad”, ha instalado una de las ideas de mayor uso y que ha devenido en una de las principales consignas en las actuales luchas urbanas.
Jordi Borja señala muy claramente en “La Ciudad y las clases sociales” que “La ciudad, (como concepto amplio) es un espacio en el que se produce una parte importante de la plusvalía y en consecuencia existe una masa importante de la población que sufre esta expropiación.” Y agrega que “Los trabajadores asalariados, el ejército de reserva de mano de obra (los inmigrantes), los jóvenes que no consiguen acceder al mercado de trabajo y los desocupados que lo han perdido y gran parte de las clases medias que están perdiendo o no les alcanzan los bienes y servicios propios del <estado del bienestar> (es decir los que cubren derechos considerados universales) son los que generan la plusvalía de la que se apropian el capital financiero, el bloque “cementero” y en general los capitalistas que externalizan una parte de sus costes y disfrutan de rentas de posición en las zonas más valorizadas de la ciudad”.
El ya citado David Harvey abunda en esa perspectiva señalando que “Cuando el salario indirecto no cubre satisfactoriamente estos derechos y en cambio financistas, especuladores, promotores, constructores, capitalistas beneficiarios de rentas de posición, etc. obtienen grandes beneficios,, entonces se puede considerar que la ciudad es hoy un ámbito de explotación”. El geógrafo inglés es categórico al afirmar que “la ciudad es el lugar principal de apropiación capitalista de la plusvalía”.
Los aportes de los diversos teóricos e investigadores, nos permiten afirmar que la ciudad hoy en día es el escenario principal donde se expresan las contradicciones sociales. Y no es que nos hayamos quedado en el pasado pues el hecho de que la estructura social se haya diferenciado y complejizado en comparación a la sociedad industrial sobre la que escribieron Marx y Engels, no significa que las desigualdades sociales y territoriales no se puedan seguir analizando con el instrumental teórico aportado por el autor de “El Capital”, incluso en su etapa actual, el Datacapitalismo.
Quizá ya no será en las fábricas, pero será en los territorios, construcciones sociales donde se expresa hoy por hoy el conflicto Capital-Trabajo. Es curioso, pero “Ciudad Futura” se llamaba la publicación, editada por Gramci para formar a los jóvenes socialistas, quizá algo vislumbraba. Finalmente, no hay que olvidar la declaración de principios de Henry Lefebvre: “La revolución será urbana o no será”.