Por Ricardo Solari, presidente del directorio del Instituto Igualdad
Buenas y esperanzadoras noticias económicas esta semana. El ultimo IMACEC creció 4,5% respecto del mismo mes del año anterior, la mayor alza en casi dos años, lo que ha llevado a los analistas a elevar las proyecciones de expansión del PIB de Chile para 2024. En los mismos días el Banco Central redujo la tasa de interés de 7,25 % a 6,5%, lo que demuestra que poco a poco se van dando las condiciones para llegar a tasas neutrales que permitan una mayor dinamización de la economía.
En agosto de 2022 la inflación anual era 14,1%. Hoy está en 3,6%. Aquel año, la cuenta corriente de la balanza de pagos acumuló, en doce meses, un déficit cercano al 10% del PIB, resultado no visto desde la década de los 80. En contraste, a fines de 2023 marcó un 3,6%.
Esto se consiguió realizando un drástico ajuste fiscal: en 2022 se redujo en un 23 % el gasto de gobierno central, lo que en gran medida se consiguió sustituyendo la política de transferencias masivas asumida en el gobierno anterior por una enfocada a los grupos más vulnerables. Además, se rechazaron categóricamente los retiros de fondos de pensiones como fórmula de protección de ingresos.
Pese a la rudeza de este ajuste, y en sentido contrario al consenso del mercado (que pronosticaba un decrecimiento de -1,5%), en 2023 no pasó tal cosa, sino que, por el contrario, se produjo un leve crecimiento de 0,2%. Y los datos del mercado de trabajo, aunque no son espectaculares, resultan alentadores: creación neta de empleo respecto de la prepandemia y aumento del empleo formal en esa misma brecha de tiempo.
En esta coyuntura de buenas noticias económicas el Banco Central ha hecho su parte y resulta interesante leer lo que expresa en su comunicado de esta semana: “La economía local ha cerrado los significativos desbalances macroeconómicos de años previos, la inflación ha tenido un rápido descenso y está en niveles cercanos al 3%, al mismo tiempo que las expectativas de inflación están alineadas a la meta.”
Por cierto, estos comentarios positivos y estos resultados contundentes son razones de sobra para felicitar a la actual conducción económica, liderada por el ministro Mario Marcel.
Es cierto que necesitamos más crecimiento, pero estamos mucho mejor que hace tres años y son noticias buenas para la gente.
Llama la atención que todo esto no sea reconocido ni por los gremios empresariales, ni por un sector importante de la prensa económica ni por algunos economistas de la plaza. Uno de ellos, incluso, desconociendo estos logros, comparó el desempeño del actual gobierno con el de la Unidad Popular, y hubo una barra brava disponible a aplaudirlo.
Nada más lejos de la realidad. Cómo si en el mundo de hoy, en este continente, fuese fácil hacer la pega que Marcel ha efectuado en apenas 24 meses. Como si los datos no hablaran por sí mismos. Porque, además, con estos comentarios malintencionados se envía la mala señal de que la buena conducción macroeconómica actual no es una política que podamos compartir y celebrar.
Nuevamente, solo lo negativo define nuestra conversación pública. Sería deseable que pudiésemos celebrar los logros del gobierno en esta materia, finalmente, nos benefician a todos. Y también reconocer el rigor de la conducción económica del Ministerio de Hacienda que nos permite mirar hacia el futuro con mayor optimismo.
Publicada en diario El Mercurio el 7 de abril de 2024.