Pedro Lazo Fuentes,Ingeniero Electrónico,Ingeniero Civil Industrial, ©Magister en Tecnologías de las Energías Renovables
En medio de las tensiones geopolíticas entre Rusia y Ucrania, la transición hacia el hidrógeno verde y la descarbonización adquiere una importancia crucial. Europa, históricamente ha sido dependiente de las importaciones de gas ruso a través de Ucrania, por lo cual, la Unión Europea (UE) se enfrenta a desafíos significativos, lo que ha obligado a sus países a marcar una tendencia mundial en el desarrollo de este vector energético. El impulso hacia el hidrógeno verde no solo busca reducir esta dependencia, sino también diversificar la matriz energética sostenible en línea con los objetivos climáticos del Acuerdo de París para todo el mundo.
A medida que avanzamos hacia un futuro más sostenible, es imperativo optimizar los costos de esta transición, motivados tanto por las energías renovables como por el compromiso global de alcanzar la carbono neutralidad para el año 2050. La adaptación de la infraestructura de gas natural existente para el transporte de hidrógeno verde no solo se justifica desde una perspectiva ambiental, sino también en términos costo-eficientes de seguridad y autonomía energética.
La posibilidad de reutilizar los gasoductos de gas natural existentes para el transporte de hidrógeno en un 100% se presenta como una estrategia atractiva, ya que reduce el impacto ambiental y soluciona uno de los problemas principales de esta industria como es el transporte, así en el contexto de la UE, esto tiende a liberar la dependencia de importaciones de gas ruso y las emisiones asociadas a los combustibles fósiles. Sin embargo, este enfoque requiere adaptar la capacidad de los gasoductos mediante ajustes tecnológicos de reconversión para alcanzar una máxima presión de operación (MOAP) de 53 bar aproximadamente, con el fin de lograr su adecuado transporte, según lo han indicado estudios académicos locales y de otros países del mundo, lo cual se encuentra en etapas iniciales de investigación, ya que actualmente se ha alcanzado solamente un 10% de transporte de hidrógeno en estado gaseoso mediante el “blending” (mezcla de gas natural e hidrógeno).
Para abordar estos desafíos de manera efectiva, es fundamental una colaboración y coordinación a nivel internacional, teniendo en cuenta las complejidades geopolíticas y la interdependencia de los mercados energéticos. En última instancia, la transición energética es potenciada por el desarrollo de esta industria, lo cual no solo es esencial para cumplir con los objetivos climáticos, sino también para lograr una oportunidad con miras a fortalecer la economía de las naciones con mayor potencial de producción de hidrógeno verde. Tal es el caso de Chile, y su ubicación geográfica privilegiada debido a su potencial climatológico y a la gran extensión de costa que posee, lo que genera condiciones ideales para el desarrollo del ecosistema del hidrógeno verde y su consolidación ante una inminente crisis climática.