Se ha especulado bastante luego del cambio de gabinete y a propósito del reciente discurso de la Presidenta Bachelet el pasado 21 de mayo, acerca del cual es la orientación actual del gobierno, o más bien si éste habría experimentado un viraje. Lo cierto es que el reciente mensaje presidencial no deja dudas acerca de la reafirmación de una línea estratégica que tiene por norte un conjunto de reformas estructurales en favor de una mayor igualdad y de la democratización del país.
Es cierto que este programa debe adaptarse en su aplicación a dos hechos fundamentales: por un lado, una ralentización de la economía que obliga a estar atento y a generar incentivos y políticas de reactivación económica, y, por otro, una profundización de la crisis del sistema político en términos de la confianza de la ciudadanía en las instituciones representativas y de los propios representantes. De lo que se trata es de intervenir sobre ambas variables -crecimiento económico y confianza ciudadana- para en ese marco seguir impulsando las reformas estructurales que país requiere.
Dentro del discurso del 21 de mayo cabe destacar un conjunto de medidas muy concretas pero que apuntan directamente a la vida diaria de los chileno. Tampoco es razonable llevar solo adelante grandes reformas estructurales, cuyo beneficios pueden tardar años en sentirse en la vida cotidiana de las personas. Gobernar, en este sentido, es también ir cambiando y mejorando el día a día de los ciudadanos. Muchas de estas medidas suelen ser vistas con cierto desprecio muchas veces por quienes solo valorizan las grandes transformaciones, pero en una política socialista no se puede descuidar el intentar mejorar la calidad de vida concreta de las personas, aquí y ahora.
Otro aspecto que ha generado debate es el relativo al “proceso constituyente”. Cabe al respecto decir que la Presidenta no ha cerrado ningún camino al respecto. La posibilidad de una reforma que permita un plebiscito es una opción que se abre cada día paso con más fuerza. La decisión no depende solo de la Presidenta, también es responsabilidad que los partidos y de los movimientos sociales. Que tan democrático sea el mecanismo de construcción de la Constitución Política dependerá también de lo que la sociedad sea capaz de organizar y movilizarse en favor de una posición más participativa y democrática en el proceso de construcción del nuevo marco institucional.
En síntesis, una cuenta, la del 21 de mayo, que se hizo cargo de las nuevas condiciones de la economía y de la situación de desconfianza de la ciudadanía, proponiendo medidas en torno a esos nuevos ejes, pero reafirmando con claridad el lineamiento estratégico de reformas sociales de fondo y de una nueva Constitución Política. La tarea y la responsabilidad no es solo de la Presidenta, sino también de la sociedad y de los partidos políticos que sustentan el actual gobierno.