El intenso y traumático proceso de primarias que el partido laborista británico ha vivido en estos últimos meses parecía ser, a la vista de los resultados, la crónica de la muerte anunciada del «Nuevo Labour». Si algo ha puesto de manifiesto la inesperada y ajustada victoria del menor de los hermanos Miliband, Ed, es, sin duda, el deseo de ruptura definitiva con el pasado del partido y de cambio real entre un importante sector de los laboristas, en particular por parte de los afiliados a los sindicatos.
Desde que anunciase su entrada en la carrera por el liderazgo del partido, Ed Miliband, antiguo Ministro de Energía, ha hecho lo posible por posicionar su discurso hacia la izquierda del de su carismático hermano David Miliband. Esto no sólo le ha valido el apodo ´Red-Ed´ (´Ed el Rojo´), sino también el apoyo en bloque de los sindicatos, que le han proporcionado la victoria in extremis en contra del voto mayoritario de los miembros del partido, diputados y eurodiputados, que eligieron a David como primera opción.
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Lo que mató el proyecto del «Nuevo laboralismo» fue la guerra de Irak y la incondiconalidad de Balir con Bush…una lástima porque se malograron con ello algunas buenas ideas y actitudes que proponia a la socialdemocracia el «nuevo laborismo»