Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de EL CLARÍN (Chile) el día 27 de enero de 2021.
La ONG Latinobarómetro acaba de hacer público su estudio sobre Chile correspondiente al año 2020. La estadística social y política siempre es útil e importante, sobre todo cuando procede de una fuente que tiene un bien ganado prestigio como una institución seria e independiente. Latinobarómetro hace un seguimiento, a lo largo de varios años, de los datos que presenta, de modo que es posible visualizar no solo los fríos datos de un momento dado, sino que ver la evolución de los mismos a través de una década o más. En una época electoral, como la que vivimos hoy en día, en que cientos de candidatos tratan por todos los medios de tomar contacto con la ciudadanía para convencerla de que los elija como sus representantes, es bueno saber cómo son y que piensan aquellos cuyo voto y cuya adhesión se busca. Veamos algunos de los datos más interesantes que fluyen del estudio mencionado.
Una primera cuestión que llama la atención es la autocalificación que los chilenos hacen respecto de su situación social. Se ha difundido durante mucho tiempo la idea de que la mayoría de los chilenos son o se creen de clase media. Eso, sin embargo, no se compadece con los resultados que muestra el estudio. El 57 % de la población se califica como perteneciente a la “clase social baja”, y solo un 39 % se cree perteneciente a la clase media. Sin embargo, es interesante tomar nota de que, frente a la misma pregunta, realizada en el año 2013, el porcentaje de los que se autocalificaban como clase social baja era de 68%, y los que se sentían como pertenecientes a la clase media era solo de 30 %. Es decir, en el transcurso de los últimos siete años, hay un 11 % menos de chileno que dejaron de sentirse clase baja, y hay un 9 % más de chilenos que no pasaron a sentirse clase media. Los chilenos que se creen clase baja son más que los que se sienten clase media, pero los primeros van bajando y los segundos van aumentando. Y todo esto medido en medio de un año de gran crisis social y económica, como fue el 2020. Esto puede corresponder o no con su real situación de ingresos, pero la percepción que cada uno tiene, cierta o falsa, subjetiva u objetiva, define y condiciona sus comportamientos políticos.
Otra pregunta que llama la atención – y que no suele estar en los estudios económicos y sociales más usuales – es cómo se ve cada ciudadano, en cuanto a su nivel social y de ingresos, y cómo ven el futuro que se les presenta a sus hijos. En una escala de 1 a 10, en que 10 es el nivel social y de ingreso más elevado, 1 el nivel más bajo, en promedio los chilenos se ven con una calificación de 4,50, pero creen que sus hijos llegarán a un nivel de 5.28. A sus propios padres, a su vez, los ven como que alcanzaron solo un nivel de 4.13. Es decir, ven que ellos han subido social y económicamente con relación a sus padres y que sus hijos seguirán subiendo en relación a ellos. Una visión positiva o incluso optimista de su evolución familiar a través de las generaciones. Un crecimiento lento e incluso modesto, pero positivo, de su historia familiar.
Pero a pesar de esa visión positiva de mediano o de largo plazo, se sienten hoy en día discriminados. En 2009, el 14 % de la población se sentía discriminada. En el 2020 ese porcentaje subió a 34 % %. El sentimiento de discriminación se hizo más fuerte, por lo tanto, en el seno de la población. Los elementos que motivan esa discriminación, a juicio de los que la sufren, son el ser pobres, el ser indígenas, el ser viejos y el ser mujer, en ese orden. Por lo tanto, una mujer vieja y pobre, reúne casi todas las condiciones como para ser discriminada en este país. Si analizamos esto en conjunto con la pregunta anterior, podríamos decir que los chilenos piensan que la situación del país camina a su favor, y que los impulsa hacia mejores condiciones de vida, pero que hay barreras sociales o institucionales que hay que combatir para que eso se haga posible, o para que se haga posible con más rapidez.
El estudio analiza muchas otras variables, todas de gran interés, pero no pueden ser analizadas todas en el corto espacio de un artículo. En todo caso, este estudio, y otros similares, ayudan a conocernos mejor, a desechar mitos sobre nosotros mismos y a construir sobre bases más sólidas las propuestas políticas sobre el futuro.