- Presentación: un mandato político por el debate de ideas
Este documento surge en momentos cruciales de la sociedad chilena. En la mitad del segundo gobierno de Michelle Bachelet, quien encabeza un exigente programa de transformaciones estructurales, el país se ve sumergido en una fuerte crisis de credibilidad y desconfianza basada en repudiables prácticas que cruzan transversalmente al sistema político, a la esfera pública y a múltiples sectores privados.
Si emprender reformas estructurales que remecen las bases del poder instauradas por el modelo neoliberal es de por sí una tarea de incalculable dificultad y encuentra poderosas oposiciones -como las ha sufrido el actual gobierno-, que éstas coexistan con un generalizado clima de crecientes desconfianzas y con una situación económica compleja que, al igual que en el resto de América Latina, golpea a Chile, es expresivo de cuán crucial es el momento actual.
El socialismo chileno debe asumir esta realidad presente, no sólo como un reto, sino también como una oportunidad.
Debe abrazar sin ninguna concesión una exhaustiva agenda legislativa de transparencia y probidad, así como una normativa política propia, tan o más exigente que la legal, para sancionar a sus militantes y autoridades que incurran en prácticas reprochables y no sólo ilegales, recurriendo a la instancia institucional correspondiente, el Tribunal Supremo del Partido Socialista.
Pero, en igual medida, debe perseverar en un proyecto de profundización democrática de libertades y de conquistas por la igualdad, recogiendo retos propios del siglo veintiuno. Sin caer en consignas, ni en un optimismo voluntarista, pero con renovados compromisos en un proyecto de transformaciones, como partido de izquierda de convicciones democráticas, que hace suyas las aspiraciones de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y con valores asentados en la justicia social, el socialismo no puede eludir el inicio de un profundo debate de ideas.
La política debe contener comportamientos ejemplares, pero no puede terminar reducida a éstos. Son comportamientos que deben estar al servicio de aquellas ideas, valores, convicciones y propuestas que justifiquen acceder al poder para ponerlo al servicio de la ciudadanía.
Es en el terreno de las ideas que se juega la política, sin desconocer que la calidad de quienes la ejercen y sus prácticas hacen creíbles o banales tales ideas.
Respondiendo a estas circunstancias como un mandato moral, la presidenta del Partido Socialista, Isabel Allende, ha invitado a un grupo de intelectuales y especialistas en políticas públicas -afines y militantes del socialismo- a reflexionar más allá de la contingencia, los retos de las próximas décadas para Chile. A tal invitación hemos respondido con este documento que presentamos con ocasión del XXX Congreso del Partido Socialista.