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Obama y el tiempo largo

Para elevar a Barack Obama a la presidencia, la sociedad estadounidense recuperó sus tradiciones de igualdad y justicia social, que no pudieron ser erradicadas por dos décadas de gobiernos neoliberales.

A contrapelo de un cierto sentido común, podría decirse que el triunfo de Barack Obama no cambia nada, aunque sería más ajustado afirmar que su llegada a la Casa Blanca es el resultado de un cambio lento, cultural y social, que viene fraguándose desde hace cuatro décadas. O más aún, si se toma en cuenta el largo período de siglo y medio desde que los  esclavos consiguieron su libertad en los Estados Unidos.

A todas luces, focalizar el cambio político en curso en el triunfo de Obama no puede sino opacar la infinidad de cambios que viene procesando una sociedad multiétnica y multicultural, desde las luchas por los derechos civiles de los negros en la década de 1960. Si hay algo que encarna el “sueño americano”, no es precisamente la utopía del ascenso social inidividual sino la potencia material y simbólica del deseo de cambio colectivo. Desde hace más de un siglo, los Estados Unidos se convirtieron en la cuna de los movimientos sociales, ocupando el lugar vacante dejado por Francia desde que la soldadesca de Thiers sepultó la Comuna de París en 1871.

Las fechas que conmemoran hoy los movimientos sociales en todo el mundo se originaron en los Estados Unidos. El 1 de mayo, día de los trabajadores, recuerda los disturbios en la plaza de Haymarket en Chicago, el 3 y 4 de mayo de 1886 a raíz de la huelga de los obreros de la McCormick Harvesting Machine. El 8 de marzo, dia de la mujer trabajadora, es el homenaje a las 146 obreras textiles de la fábrica Cotton, en Nueva York, que murieron calcinadas trabajando en condiciones inhumanas en 1909. El 28 de junio, día del orgullo gay, recuerda las “revueltas de Stonewall”, un bar de la comunidad LGBT en Greenwich Village, Nueva York, donde miles de personas resistieron y derrotaron la brutalidad policial en 1969.

Incluso el actual movimiento contra la globalización neoliberal, tuvo un impulso decisivo con las movilizaciones de Seattle en diciembre de 1999.

Enfocado desde el tiempo largo, el triunfo de Obama es una victoria de una sociedad civil atravesada por un conjunto de movimientos socio-culturales (negros, mujeres, gay, antiguerra de Vietnam, entre otros), que una virtud de su propia personalidad, casi desconocida para los votantes. Ciertamente, es fruto de una generación de activistas negros en la que destacaron Martin Luther King y Malcolm X, así como de grandes actos como la Marcha a Washington por la libertad y el trabajo, el 28 de agosto de 1963, cuando King pronunció el célebre I have a dream.

Pero captar la profunidad del cambio social y cultural implica mirar en detalle la infinidad de pequeñas acciones que costaron decenas de vidas, miles de presos y heridos por un régimen racista y machista que terminó por desfibrarse en las postrimerías de Vietnam. Ahí está el Freedom Summer de 1964, una campaña nacional que llevó mil voluntarios a Mississipi para inscribir votantes negros en los padrones electorales.

Entre los militantes que acudieron al llamado de la Asociación Nacional para el Progreso del Pueblo de Color y el Comité de Estudiantes No Violentos (NAACP y SNCC por sus siglas en inglés), y de otras organizaciones, había mayoría de jóvenes blancos del norte, pero también negros y muchos judíos que durante tres meses se unieron con activistas negros del sur para desafiar el racismo en la boca del lobo. No fue un paseo. En apenas diez semanas los miembros de Ku Klux Klan, aliados con policías y autoridades, asesinaron cuatro activistas y otros cuatro fueron heridos de gravedad, 80 sufrieron golpizas, mil fueron arrestados, 37 iglesias que apoyaban la campaña y 30 viviendas de familias negras fueron quemadas o bombardeadas.

Desde el punto de vista cuantitativo, la campaña fue un fracaso ya que apenas consiguieron registrar 1.600 votantes de los 17 mil que pretendían empadronar. No se amedrentaron. Instalaron “escuelas libres” en las iglesias, en patios de casas y hasta bajo los árboles, como alternativa ante la segregación escolar, por las que pasaron miles de personas.

La perseverancia rindió frutos: los militantes del Freedom Summer consiguieron visibilizar el racismo y la persecución, y modificaron el curso del movimiento por los derechos civiles. Sólidos estudios como el del sociólogo Doug Mc Adam(1), aseguran que Freedom Summer fue un parteguas en la sociedad estadounidense. En base al seguimiento de las hojas de vida de una parte de los activistas, sostiene que ese verano cambió la vida de quienes participaron en la campaña de solidaridad. Lo sucedido con ese millar de personas debería multiplicarse hasta consumar un cambio cultural y social de una parte sustancial de la población de los Estados Unidos, ya que aquella fue apenas una de cientos de actividades militantes de los 60.

El movimiento sufrió duros golpes, como el asesinato de King en 1968 y la represión contra Panteras Negras, donde militaba Mumia Abu-Jamal, a partir de 1969. En poco tiempo los líderes se convirtieron en referentes nacionales (hasta George W Bush se inclina ahora ante la memoria de King), y las aristas más ríspidas del segregacionismo fueron formalmente abolidas.

Como suele suceder en la vida real, los cambios profundos no se manifiestan de forma inmediata. Frederic Jameson señala que “los acontecimientos históricos no son puntuales, sino que se extienden en un antes y un después del tiempo que sólo se revela gradualmente”. Esa gradualidad indica que el cambio cultural es, en esencia, cambio lento, glacial, que no se mueve al ritmo esquizofrénico de la actividad político-electoral. Porque no opera linealmente ni sobre el escenario sino bajo la línea de visilidad pública y, casi siempre, de modo tangencial.

El movimiento triunfó cultural y socialmente, pese a la contrarrevolución de Reagan, de Bush padre e hijo. O sea, resistió dos décadas de políticas neoliberales. Los resultados del 4 de noviembre hablan solos. Quienes llevaron a Obama a la presidencia fueron los hispanos y los jóvenes, en primer lugar, seguidos de los habitantes de los suburbios y los negros. Comparados los resultados con los de 2004, los demócratas recibieron un 25 por ciento más de votos hispanos y los votos de los menores de 29 años crecieron otro 25 por ciento, lo que explica la diferencia de siete millones de votos entre Oabma y Mc Cain. En Florida el voto hispano por Obama fue un 27 por ciento superior al cosechado por Kerry cuatro años atrás. En Carolina del Norte, otro ex bastión republicano, el voto suburbano demócrata creció un 45 por ciento.

Jóvenes e hispanos. La historia se repite. Luego de algunas décadas de cruda opresión, la gente parece reaccionar con potencia incontenible. Como movimiento social, el lugar de los negros de los 60 lo ocupan hoy los hipanos. No es casualidad que entre los 18 millones de hispanos habilitados para votar, el 80 por ciento haya concurrido a las urnas. Un porcentaje altísimo en cualquier parte.

Una vez más, el cambio cultural y social ha ido por delante de la política institucional, que al parecer es la última actividad en percibir el clamor societal. Obama es, de alguna forma, un retorno de los 60. Pero un retorno tamizado por el tiempo y los cambios culturales y demográficos. Puede acelerar o retrasar el declive de Estados Unidos como superpotencia, pero no podrá impedirlo. Si se inspirara en la generación que lo parió, podría inducir un suave amerizaje que evitara el naufragio de la nación, para lo cual debería reactivar algunas instituciones del Estado del Bienestar a favor de la fracción más débil de su base social. Tal como está el mundo y en vista de la intransigencia de las elites, para hacerlo necesitaría al menos una parte del valor de King y de los voluntarios del Freedom Summer.

Ricardo Núñez: opciones energéticas para América Latina

En el marco del seminario realizado por la USACH, con el patrocinio entre otros de la CNE, CONAMA, ENAP, Facultad de Ingeniería USACH e Instituto Igualdad, el Senador y Presidente del Instituto Igualdad, Ricardo Núñez, presentó la ponencia: “La discusión política entre las distintas alternativas energéticas frente al cambio climático”.

Al comenzar, el senador Núñez, se refirió a importantes decisiones políticas que registra la historia y que guardan relación con la energía. En primer lugar, el clásico enunciado de Lenin quien refiriéndose al proceso que encabezaba dijo que para tener éxito se requería “poder soviético más electrificación”; luego citó el caso de Inglaterra cuando Wiston Churchill toma la decisión política de sustituir el carbón por petróleo en los buques de la armada. Dentro del mismo tema y pasando al ámbito nacional,  recordó decisiones políticas importantes, como fueron el establecimiento de un convenio de suministro de gas natural con Argentina y la decisión del Presidente Lagos de implementar el proyecto GNL.

Entrando al tema principal, “la discusión política entre  las distintas alternativas energéticas frente al cambio climático”, comenzó por referirse a las alternativas que se presentan entre las opciones tradicionales (hidráulica de embalse, petróleo, gas natural y carbón) y las energías renovables no Convencionales (hidráulica de pasada, eólica, geotérmica, biomasa, solar y marinas). También indicó como una alternativa posible la energía nuclear. Frente a esta disyuntiva, planteó que el desafió que enfrentamos es como hacer una  transición desde las energías tradicionales de origen fósil (petróleo, gas natural y carbón) a las energías renovables.

Agregó, que además del cambio climático, le agrega complejidad al problema el que se debe considerar, entre otros,  los actores de costo y  la seguridad de abastecimiento.

Necesidad de replantear el problema

En un segundo momento, el Senador Núñez Hizo presente que, cuando se discuten separadamente las distintas opciones para la matriz energética, se pierde de vista que lo que está en estudio es la mejor forma de desarrollar la “infraestructura” energética  del país como un todo y no solamente evaluar las ventajas y desventajas de un tipo de energía u otra. Una mirada reduccionista del tema hace que se pierda el tiempo en discusiones inútiles. La infraestructura energética de un país es un sistema complejo en la que múltiples factores interactúan entre si, en un proceso que se desarrolla a lo largo del tiempo.

“Planificación Estratégica” la herramienta necesaria

Luego, explicó que la visión estratégica que se requiere para “construir escenarios”, citando como ejemplo lo dicho por Nicola Borregaard en la revista Ecoamérica: ¿Cómo tiene que ser nuestra matriz de generación eléctrica dentro de 20 años?

Refiriéndose a la “construcción de escenarios”, puso énfasis en que más que adivinar el futuro, de lo que se trata es de evaluar como repercutirán distintas acciones que tomemos en el presente. Esto lo ilustró citando al profesor Hugh Rudnick de la Universidad Católica, quien en la revista ya citada dijo: “…hasta el momento no se han construido escenarios y como país no contamos con visiones estratégicas en materia de generación eléctrica; no como ejercicio académico, sino como instancia que permita potenciar un trabajo y discusiones sobre bases concretas…”.

Ejemplos de “Construcción de Escenarios energéticos en chile”.

Para finalizar su exposición, el Senador Núñez citó los siguientes ejemplos de estudios de escenarios energéticos, hechos en Chile:

* Estimación aporte potencial de las ERNC y del UEE al SIC en el periodo 2008 – 2030. U. de Ch. y UTFSM. Junio de 2008.
* Opciones para la Matriz Energética Eléctrica. Nicola Borregraard y Ricardo Katz. Enero de 2009.
* Plataforma de Escenarios Energéticos. www.escenariosenergeticos.cl . 8 de Septiembre de 2009

Finalmente, el senador Núñez presentó dos ejemplos de escenarios construidos por la organización “Plataforma de Escenarios Energéticos”. Estos fueron realizados por Chile Sustentable y por la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI). Así mismo, indicó que la información que provee cada escenario es la siguiente: Base Instalada al 2030, Emisiones de CO2, Costo de la inversión, Diversidad, Consumo de Agua, Uso del suelo y Potencial de innovación. Destacando algunos aspectos relevantes que se destacan en cada proposición,  como es la alta participación de la Energía Eólica (25 %),  en el caso de Chile Sustentable y la inclusión de la Energía Nuclear en el caso del escenario de la UAI.

Conclusiones

* El desarrollo de la Matriz energética requiere una mirada sistémica.
* Esto se puede lograr haciendo uso de  herramientas de la  Planificación estratégica tales como el “Análisis de Escenarios”.
* Todo lo anterior nos debe llevar a formular un “Plan Estratégico de Desarrollo Energético”, con el concurso de todos y liderado por el futuro Ministerio de Energía.
* Solo así quienes deben tomar decisiones políticas lo podrán hacer adecuadamente informados.

Para ver la presentación completa del Senador Núñez, pinche aquí.

Ideas socialistas para un programa presidencial progresista.

Bajo el lema “Ideas socialistas para un nuevo progresismo” se desarrolló una nueva jornada programática socialista el pasado sábado 1 de agosto, organizada por la Comisión de Programa del PS, el Instituto Igualdad y la Fundación F. Ebert.

El encuentro contó con la presencia de los profesionales y técnicos socialistas que han estado participando en el esfuerzo programático entre Océanos Azules y los partidos de la Concertación, y se desarrolló a partir delas intervenciones centrales del asesor económico del candidato presidencial Eduardo Frei, el economista Oscar Landerretche, del Director Ejecutivo del Instituto Igualdad Ernesto Águila, Jaime Ensignia de la Fundación Ebert, de la coordinadora programática del PS Ana Bell, y de los economistas Eugenio Rivera y Lysette Henríquez.

En su intervención Oscar Landerretche puso especial énfasis como prioridades del próximo gobierno en el tema de un nuevo pacto social en torno a construir relaciones más equilibradas entre empresarios y trabajadores, fortaleciendo la sindicalización, la negociación colectiva y la productividad; educación de calidad para todos, poniendo un espacial énfasis en el fortalecimiento de la oferta pública gratuita; y la creación de una institucionalidad estatal que permita pensar estratégicamente el país y su desarrollo productivo y de innovación.

Por su parte, Lyssette Henríquez y Eugenio Rivera dieron cuenta del trabajo programático que ha venido realizando el PS, poniendo especial énfasis en ciertos ejes y sellos de lo que debiera ser el próximo gobierno de la Concertación. Como ejes transversales se planteó la lucha con las desigualdades; la calidad de vida; el término de una sociedad dual con sistemas de salud, educacional y provisional diferenciados para ricos y pobres; la dimensión territorial e intersectorial de las políticas públicas; continuidad y profundización del sistema de protección social; y la recuperación, en todos los ámbitos de decisión, de la soberanía popular y de la participación ciudadana.

La idea –fuerza que más aglutina diversas propuestas es avanzar hacia un nuevo momento constitucional  en Chile, dando forma a una nueva Constitución Política que exprese de mejor manera no solo la idea de más democracia, sino también del desarrollo de los derechos económicos, sociales y culturales. Se hizo ver la necesidad que esta propuesta adquiriera formas concretas y que se instalara como un horizonte histórico que no se concretará necesariamente en el corto plazo, y sobre la cual habrá que dar una gran lucha en los próximos años.

Junto a lo anterior, se enfatizaron ideas como la refundación de una nueva escuela pública de calidad e integradora socialmente; un  nuevo Código del Trabajo; una visión global del tema de la ciudad que articulara propuestas de vivienda, seguridad ciudadana, recuperación de espacios públicos y calidad de vida; un nuevo avance en materia de descentralización y regionalización; un FONASA para todas las personas;  un rol del Estado en el desarrollo del pluralismo informativo en materia de medios de comunicación; un sistema de impacto patrimonial y cultural de los proyectos productivos y de infraestructura urbana;  una política integral de barrios; mantener una activa política de género; etc.

Entre los participantes se encontraban Alexis Guardia (economía), Rodrigo González (educación), Julio Sau (internacional), Jessica Cuadros (economía), María Isabel Diaz (educación) ,  Patricia Roa (Trabajo), Crhistian Luco (Trabajo), Genaro Cuadros (Ciudad), Laura Pizarro (cultura), José Ale (medios de comunicación), José Roa (derecho de los consumidores), Sergio Lobos (salud), Hernán Contreras ( reforma constitucional) Alejandro Iturra (Defensa), entre otros.