por Ariel Ulloa, ex embajador.
Tony Judt, el gran historiador angloamericano, ya fallecido, sostenía que las democracias han aprendido a defenderse bastante bien de los golpes de estado, los autoritarismos y cosas de ese tipo, pero no lo pueden hacer con facilidad frente a versiones corruptas de sí mismas
Después de 26 años del desplazamiento de la dictadura y lenta reconstrucción democrática, años de eterno forcejeo entre quienes han impulsado ciertos cambios y una derecha defendiendo a brazo partido el “legado del gobierno militar”, ¿en que está Chile? ¿Dónde estamos? ¿ Cual es el grado de madurez de nuestra democracia? ¿Cuáles son las causas de fondo de la brutal caída de las confianzas en la gente respecto de la política y las instituciones? ¿Que sería necesario hacer para restablecer las confianzas perdidas ? ¿ Cuales son las razones de fondo que tienen a nuestro modelo democrático a mal traer?
En fin, las preguntas son infinitas y las respuestas de quienes debieran darlas siempre débiles o sencillamente no existen. Es más, cuando alguien de la mal llamada “clase política” o candidato a algo insinúa una respuesta, la gente sencillamente no le cree. A la desconfianza se suma la falta total de credibilidad de quienes conducen al país o pretenden hacerlo. Han sido tantos los años en que se han acumulado problemas , deficiencias, injusticias y abusos sin soluciones de fondo, todo ante la impavidez, la insensibilidad o la simple indecisión de quienes tenían la responsabilidad de actuar y resolver que, a esta hora nona, ya nadie cree en nada. Menos si las propuestas de solución las proponen los mismos impávidos, insensibles , descuidados o simples cómplices de los abusos. En tales condiciones el cuadro ya no puede ser más grave. Se tiene la sensación de que algo carcome profundamente a nuestro país , como si se estuviera apolillando sin que nadie acuda o proponga aplicar un tratamiento creíble.
Luego de la compungida confesión del ex dirigente de la pesca artesanal, diputado Iván Fuentes sobre el financiamiento de sus actividades sindicales y más tarde su candidatura a diputado por parte de las grandes pesqueras del sur del país, todo debidamente corroborado por su propio mentor el senador Patricio Walker, quedan pocas dudas acerca del carácter plutocrático de nuestra democracia. Una democracia en que quienes mandan realmente son los detentores del dinero. Lo hacen impúdicamente vía la cooptación, lobbystas bien remunerados e impúdicos o acudiendo al cohecho liso y llano…¿qué democracia es esa ? . Tony Judt, el gran historiador angloamericano, ya fallecido, sostenía que las democracias han aprendido a defenderse bastante bien de los golpes de estado, los autoritarismos y cosas de ese tipo, pero no lo pueden hacer con facilidad frente a versiones corruptas de sí mismas. Todo hace pensar que la nuestra está cerca de esta situación. ¿Puede caber duda que, luego de la retahíla de denuncias y acciones judiciales que afectan a parlamentarios, ex candidatos presidenciales y ex ministros que aparecen financiados por las principales empresas del país, que el poder del dinero ha influido e influye seriamente en el carácter y objetivos de los proyectos políticos en nuestro país? Dudar de eso a estas alturas resulta sencillamente estúpido. Una plutocracia es una versión corrupta de la democracia.
Veamos, son escasos los países del mundo donde la opinión del gran empresariado y sus organizaciones pese tanto como en Chile. Tampoco son muchos aquellos donde ese sector tenga los niveles de politización e ideologización como en el nuestro. La clase empresarial cuenta además con poderosos instrumentos mediáticos que contribuyen desde hace muchos años a la expansión y defensa de una ideología cuyos orígenes se encuentran en un pequeño país de Europa Central: Austria. La misma del viejo imperio de los Habsburgo y del Anchluss hitleriano. La ideología económica monetarista o neoliberal de los economistas austríacos Ludwig von Mises , Friederich von Hayek , entre otros, se impuso como pensamiento único en nuestro país por la fuerza de las armas y el control absoluto de los medios de comunicación, asentando sus reales en la Escuela de Economía de la UC . Todo sin contrapeso alguno. El profeta de nuestros Chicago y de muchos militares iletrados, pasó a ser Milton Friedman. El mismo para quien “la avaricia es el motor del desarrollo”( citado por Jose Joaquin Fernandez, Agosto 2013 Instituto Libertad). Sin mayor análisis los monetaristas austríacos responsabilizaron , a la izquierda de haber fracasado en sus intentos de planificación económica abriendo así el camino al nazismo. Concluyeron que había que alejar al Estado del manejo y control de la economía para que el capital privado y los designios intangibles del mercado llevaran al hombre a un mundo feliz y más libre. Lo curioso de este cuento es que el fracaso de los socialdemócratas había ocurrido en el municipio de Viena, una cabeza de alfiler a escala de la Europa de entreguerras cuando trataron de ordenar el desarrollo urbano de la ciudad contra lo que pensaba el gobierno austríaco conservador. Curioso el origen de estas ideas, pero así ocurrió. Esta corriente de pensamiento económico se caracterizó siempre y se caracteriza hasta hoy por su oposición frontal a las políticas económicas keynesianas y a los estados de bienestar europeos de la post guerra. Sus discípulos de la UDI lo recitan todos los días.
Un grupo de economistas de la UC becados en la Universidad de Chicago, discípulos de Milton Friedman regresaron a Chile luego del golpe Estado con recetas económicas bajo el brazo y una gran dosis de audacia desde luego grandes ambiciones. Lo hicieron en el momento preciso. La dictadura buscaba un camino para enfrentar los graves problemas económicos en el período post golpe. Chile fue la probeta en que se experimentó de golpe y porrazo un modelo que restaba al Estado toda partición en la gestión de la economía. El culto al sector privado y a las privatizaciones , la desregulación económica y la demonización del estado fue el nuevo credo. El mercado pasó a ser el único asignador de recursos y el lucro el motor del desarrollo. Libertad económica, pero no libertad política. La biblia del monetarimo, “Camino de Servidumbre” de von Hayek solo pasaba a ser aplicable para ganar dinero y no así para imponer el respeto a la democracia y los derechos humanos. La esencia del nuevo modelo preconizaba un Estado mínimo, proclamaba como positiva la especulación financiera, la desigualdad era buena y que la humanidad nos es más que “un conjunto de individuos despiadados que compiten ferozmente entre si” ( Paul Mason).
El pensamiento económico de la escuela de Chicago se constituyó en la base de la total refundación de la República que se expresaría en las llamadas 7 modernizaciones llevadas adelante por José Piñera y que partió con la imposición de una constitución tramposa y fraudulenta en 1980. La brusca subida de las tasas de interés llevada adelante por Paul Volcker mandamás de la Federal Reserve y la consecuente subida del dólar de $39 a casi el doble, hundió al país en una profunda crisis con quiebras de empresas en cascada y niveles de pobreza y cesantía jamás vistos. Nuestros Chicago no cejaron en el empeño olvidándose de lo que afirmaba quien es considerado el padre del liberalismo, Adams Smith “ninguna sociedad puede prosperar y ser feliz si la mayoría de sus miembros son pobres y desdichados”. Sin embargo el pensamiento único siguió adelante y lo que es peor, infectó la mente y la práctica de los economistas democráticos incluyendo a muchos socialistas. Los gobiernos democráticos cedieron ante las presiones de los poderes fácticos y mantuvieron un modelo económico concentrador y excluyente que se habían comprometido cambiar.
El neoliberalismo ya no funciona en el mundo y no funciona desde 2008 cuando la quiebra de Goldman Sachs y la crisis subprime. Sin embargo en nuestro caso se ha mantenido a pesar de haber dado muestras de su agotamiento desde hace años, sin embargo sus epígonos rompen lanzas para mantenerlo. Sergio de Castro y ahora José Piñera, que se consideran padres de la criatura, lo han manifestado en todos los tonos: el modelo no se toca. También la UDI y ni que hablar del gran empresariado. Sin embargo quizá si si sus mejores defensores se encuentren en los sectores conservadores de la Nueva Mayoría. Esos me recuerdan a Alexis de Tocqueville cuando decía, ”No puedo evitar temer que los hombres lleguen a un punto en que vada teoría les parezca un peligro, cada innovación un laborioso problema, cada avance social un primer paso hacia una revolución, y que se nieguen completamente a moverse”
Dr Ariel Ulloa Azócar