Cristián Bellei, sociólogo (ponencia en Convención Socialista Por La Educación Pública Panel “El nuevo modelo de la educación pública y las estrategias de cambio” USACH, 20 y 21 de Enero de 2012) [1]
1. Definición: ¿Qué es la educación pública?
Es la educación provisionada por entes de carácter público. La UNESCO (organismo de las Naciones Unidas encargado de la educación y la cultura) define que un Establecimiento es de Enseñanza Pública cuando “es controlado y gestionado por una autoridad pública o un organismo escolar público (nacional/federal, estatal/provincial o local), independientemente del origen de los recursos financieros”, y que un Establecimiento es de Enseñanza Privada cuando se trata de un “Establecimiento controlado y gestionado por una organización no gubernamental (iglesia, sindicato o empresa), independientemente de que reciba o no fondos públicos”.
Nota 1: esto no significa que el resto de la educación oficial no tenga un “carácter público”.
Nota 2: esta definición excluye a los establecimientos privados subvencionados.
2. Propósitos: ¿Para qué existe educación pública?
- Desarrollar proyectos educativos de interés común (para el desarrollo nacional, regional o local).
- Garantizar el pluralismo, la inclusión y diversidad de los actores de la comunidad (es decir, que existan proyectos educativos no particularistas o ni excluyentes).
- Garantizar el derecho universal a la educación obligatoria y gratuita, asegurando su presencia en cada rincón del país donde existan niños y jóvenes que educar.
- Promover la equidad y la integración social.
- Establecer un estándar práctico de calidad para el conjunto del sistema educacional.
Nota 1: la educación pública (y su defensa) no tiene como propósito “educar a los que no pueden pagar” ni “educar a los que nadie quiere aceptar en sus colegios”; tiene vocación universal y propósitos mucho más amplios, no definidos sólo negativamente en referencia a la educación privada (el “plan b” del sistema escolar).
3. ¿Por qué el estado y las políticas debieran fortalecer y privilegiar la educación pública?
Cumple propósitos colectivos, orientados a satisfacer el bien común. En ese sentido, desde el punto de vista social, la educación pública no es equivalente a la educación privada (aunque los certificados escolares sean equivalentes).
Más aun, la historia y la experiencia comparada, así como la propia definición de los actores educacionales en Chile, muestra que el estado tiene límites (a veces bastante severos: revisar nuestros debates político-legislativos en la última década sobre la educación particular financiada por el estado) para impulsar políticas educacionales a través de la educación privada.
Nota 1: es por esto que la política de “igualdad de trato” (del estado hacia la educación pública y privada) es insostenible, implica en la práctica renunciar a la educación pública.
Nota 2: esta definición no es hostil con la educación privada, más bien busca reconocer su naturaleza: el ejercicio de la libertad de enseñanza pone límites –en buena hora- al estado.
4. La prioridad por la educación pública ¿es un anhelo romántico inercia del pasado?
La evidencia mundial es inequívoca: los estados más avanzados en estas materias han usado la educación pública como su herramienta principal, la columna vertebral de sus sistemas educacionales. Así lo hicieron Francia y Estados Unidos, así lo hizo Japón y Suecia, así lo están haciendo China y Cuba, así lo hacen Finlandia y Canadá. Los países que en diferentes momentos desde mediados del siglo XIX hasta hoy, han liderado el desarrollo de la educación en el mundo lo han hecho y lo hacen a través de la educación pública.
Nota 1: esto no implica que en ellos no haya cierta insatisfacción con la educación pública, que no se innove e incluso se busque cooperación con la educación privada. Pero usar estos argumentos para el caso chileno actual es falaz: Chile es un extremo internacional de la privatización y el mercado en educación.
5. Política: abrirse a los cambios, ensayar, buscar la gestión más efectiva y eficiente.
Por debajo de los principios anteriores, los diferentes países han desarrollado modelos muy variados de “educación pública”: es erróneo pensar que existe “el” modelo de educación pública “pública”. La defensa y fortalecimiento de la educación pública debiera tener máxima apertura para discutir y decidir sobre los medios de política y gestión con que se cumplirá los propósitos de ésta. El foco es que cada escuela, cada liceo públicos brinde las mayores y mejores oportunidades de aprendizaje (en el sentido amplio) a sus alumnos, y que estas oportunidades estén abiertas a todos.
Nota 1: la defensa de la educación pública no es para defender a los profesores y el estatuto docente, ni a los funcionarios, ni para ajustar la finanza municipal.
Nota al pie:
[1] Para propuestas concretas, ver: Bellei (2011). “La educación pública que Chile necesita”. En El Chile que se viene, R.Lagos y O.Landerretche (ed). Y Bellei, González y Valenzuela (2010). “Fortalecer de la educación pública: un desafío de interés nacional”. En Ecos de la revolución pingüina, C.Bellei, D.Contreras y J.P. Valenzuela (ed).