En Chile el mercado decide, con que tecnología se genera, donde se genera, cuál será el tamaño del proyecto, en qué año se implementa, a qué precio vende y como se financia. Se ha llegado a decir que la mejor política energética es no tener ninguna, para así permitir que el mercado actúe libremente. El resultado ha sido que el país tiene una de las energías eléctricas más caras del mundo y una alta concentración de la generación eléctrica en unas pocas empresas.
En lo que dice relación a la institucionalidad del sector, por muchos años el estado contaba con una muy pequeña organización denominada Comisión Nacional de Energía (CNE), dirigida por un Secretario Ejecutivo. En febrero de 2010 comenzó su existencia legal el Ministerio de Energía. La creación de un Ministerio de Energía fue producto de un consenso respecto a que el país necesitaba una institucionalidad independiente y con un liderazgo claro para poder elaborar una política energética de largo plazo. La urgencia de su creación fue planteada también por la Agencia Internacional de Energía, organismo dependiente del OECD, a la que se le encargó un estudio. Dicha organización estableció que una de las principales tareas pendientes era crear y consolidar dicha institucionalidad.
Con estos antecedentes, la nominación de un biministro de Minería y Energía en un momento crucial para la consolidación de la institucionalidad energética simplemente no se entiende. Sabemos que la decisión de gobierno careció de una mirada estratégica país y respondió a dar la oportunidad al Ministro Golborne para resolver la crisis del gas en Magallanes.
Una muestra adicional de improvisación reciente en el Sector Energía del actual gobierno, fue la creación de la Comisión Asesora para el Desarrollo Eléctrico. Trascurrido un año de estar en el gobierno, en lugar de dar directrices claras, se opta por comenzar a preguntar que hacer, a los expertos.
A la luz de todo lo anterior y cuando todo hacía suponer que el actual gobierno no innovaría mayormente en lo que dice relación al papel que debería jugar el Estado en relación a la energía, el Presidente Piñera ha hecho la siguiente declaración:
“… en el pasado se delegó demasiado en el mercado y el Estado renunció a su función de planificación…” (Diario La Tercera, 11 de junio de 2011, cuerpo de reportajes, página R7).
Pasados más de ocho días de que fue formulada esta declaración todo indica que a pesar de su importancia la noticia no ha tenido mayor repercusión. Tampoco ha habido comentario alguno de parte del gobierno que indique en que forma tan importantes conceptos se podrían materializar. Sabemos que estas ideas formuladas por el Presidente chocan con el ideario de la derecha más ortodoxa.
¿Tendríamos que concluir que lo expresado responde a un deseo del Presidente, que no cuenta con piso político en su propio sector y se ha preferido guardar silencio para no abrir un nuevo frente de conflicto interno? ¿Una muestra más de improvisación en un sector clave de nuestra economía?
Como siempre buenos temas y seria de prioridad
mantenerlos siempre en Agenda. Dado que son de Politicas PUBLICAS