Sumamente inquieto por la fuerza del levantamiento estudiantil de mayo de 1968, el gobierno francés decretó la expulsión del país de uno de sus principales líderes, de origen judío y pasaporte alemán, como extranjero indeseable. Los estudiantes franceses rayaron los muros de París y levantaron carteles con la consigna “todos somos judíos alemanes”. Es decir, renunciaron simbólicamente a su identidad francesa y aria para identificarse con el perseguido.-
Cuatro diputados de izquierda (Aguiló, Gutiérrez, Jiménez y Monsalve) han hecho algo similar al declarar una huelga de hambre en adhesión a la de los prisioneros mapuches sometidos a la Ley Antiterrorista, que sobrepasa ya los sesenta días. Ha caído sobre esos parlamentarios todo el peso de la crítica, a veces malévola, de quienes sostienen las reglas de comportamiento político que más favorecen la tranquilidad y vigencia plena del orden actual. Algunos les atribuyen deseos de figuración, otros los acusan de violar su privilegiado estatuto de miembros del Congreso, otros, en fin, consideran que su actuación linda en lo ridículo.-
Es interesante observar cómo el gesto de los cuatro diputados ha consumido ya una cantidad de tinta y papel que, proporcionalmente al tiempo de su huelga de hambre, supera con creces la tinta y papel gastados por la prensa oficialista para referirse a la huelga de los mapuche, ocultada con celo por largas semanas. Un punto a favor: los diputados han logrado una mucho mayor difusión en Chile y fuera de Chile para el acontecimiento principal, la huelga de los presos. –
También tiene importancia el debate surgido respecto al hecho que algunos parlamentarios utilicen su propio cuerpo como instrumento de lucha por sus ideas. Los argumentos que se esgrimen son dudosos razonamientos jurídicos o supuestas normas de conducta. ¿Quién, cuándo, dónde los establecieron? Simplemente el conformismo que ensombrece nuestra existencia social no espera ni desea que haya diputados que incurran en tamaña impropiedad, entiende que ser diputado es ser parte del orden vigente y que éste debe ser rigurosamente respetado. Otro punto a favor: la condición de diputado no conlleva la castración política a la que nos habituó el sistema binominal, el reglista sometimiento de los partidos por él beneficiados y la larga exclusión de sectores de izquierda. Un diputado es un político y los políticos de izquierda tienen una visión emancipadora (más libertad, más igualdad). Materializar esa perspectiva requiere actuar para emancipar y parte de esa actuación consiste en “agitar” (sacudir, remover, excitar, mover, estremecer, zarandear, batir, encrespar, blandir, ondear, vibrar, palpitar, latir, etc.). Aguiló, Gutiérrez, Jiménez y Monsalve están constituyendo otra forma de ser parlamentarios, distinta a la predominante durante los últimos veinte años.-
Actuar, sí. El antídoto que aplica la derecha es ridiculizar. La huelga de hambre mapuche se entiende, es digna (después de haberla silenciado durante sesenta días…), pero la de los diputados es ridícula. Para la derecha pensar en más libertad y más igualdad en una sociedad como la chilena y actuar en consecuencia puede parecer ridículo. Y, efectivamente, actuar contra la corriente, situarse en la minoría para construir mayorías, en un país como el nuestro dominado por los cuatro costados por los poderes de la derecha, debe tener para los partidarios del modelo político y económico, algo de risible. Pero es una burla preocupada, inquieta, que se ejerce como arma política y que no tiene fundamento. Tercer punto a favor: los cuatro diputados nos invitan a actuar, valorizan lo que significa actuar, frente a la hipocresía de los conformes y la inepcia de los indiferentes.-
Aguiló, Gutiérrez, Jiménez y Monsalve, mediante su acción de agitación solidaria, están restituyendo en parte el prestigio que corresponde a la función de ser representantes populares, dilapidada en estos años por la mayoría de los congresales.-
Bien Jorge! Siempre se podrá intentar ridiculizar a alguien cuando hace una acción solidaria. La desconfianza en los politicos facilita esta posibilidad. Pero, yo creo que tb. gesto como los de estos 4 diputados, permite ir recuperando credibilidad en la sociedad para la izquierda. Fue una accion con sus riesgos, pero creo que resulto finalmente creÃble.
Completamente de acuerdo 😉
Don Jorge
Quisiera creer que el razonamiento elaborado que Ud. sugiere cruzó la cabeza de los cuatro diputados al decidir plegarse a la huelga. Pero no lo creo. De acuerdo a declaraciones de ellos mismos (Diputado Gutiérrez en Cooperativa) reaccionaron sobre la marcha al descubrir algunas aristas desconocidas (para ellos) de la arbitrariedad de los juicios, una vez dentro de la cárcel que visitaban (60 dÃas después!) en su calidad de miembros de la comisión de DDHH de la Cámara. Ahà se enteraron de que algunos se encontraban por ejemplo, en prisión preventiva hace años.
Estoy de acuerdo con Ud en algo: un parlamentario tiene derecho, a priori, a usar su cuerpo como instrumento de lucha, porque es también un ciudadano y un sujeto polÃtico. No es un notario. Pero si bien un parlamentario puede decidir, por ejemplo, encabezar una manifestación y encadenarse a la embajada de USA para exigir la liberación de los presos de Guantánamo, no está bien en cambio hacerlo durante una reunión formal de trabajo con el embajador de Estados Unidos solicitada en su condición de diputado.
Las huelgas de hambre son una cosa muy seria. Quienes las emprenden de veras (y pienso en Sands, en Gandhi, en Fariña), están dispuestos a morir lentamente. Esa es la medida de su dolor, su rabia o su impotencia: morir de hambre antes que seguir en la situación en que se encuentran. A eso están dispuestos los comuneros mapuche que no comen hace casi 70 dÃas. ¿A eso estaban dispuestos los cuatro diputados? ¿A morirse de hambre? ¿En serio?
Para Los comuneros la huelga de hambre se inscribe en una lógica incremental, es el resultado de haber machacado de manera constante y sin éxito para reivindicar derechos humanos mÃnimos que les fueron usurpados. Hasta donde yo sé, y a pesar de su indudable compromiso con las causas de los DDHH, ninguno de los cuatro diputados puede ser asociado de manera clara e histórica a las reivindicaciones especÃficas del pueblo mapuche, ni las procesales ni las de fondo. No los recuerdo promoviendo una acusación constitucional a Perez Yoma por la cruel represión desplegada en la AraucanÃa. Menos aun haciéndose parte activa desde adonde ellos podÃan tener incidencia (el parlamento) de las reivindicaciones del pueblo mapuche (tierras, respeto, reconocimiento como nación, autonomÃa) que son el fondo del asunto y que desgraciadamente aun no están en la mesa de discusión, como si al final de cuentas no se tratara de eso.
No los condeno por no haberse plegado antes a esa causa de manera clara, explicita y convencida. Después de todo, creo que ningún parlamentario en ejercicio haya levantado de manera inequÃvoca esa bandera. Pero si los cuatro diputados hubieran abrazado esta causa a tiempo, con las armas que le entrega la legislatura y la polÃtica, escalar su reivindicación hasta sumarse a la huelga hubiese tenido todo el sentido que en este caso no tiene.
Tampoco creo que la acción de los parlamentarios haya logrado visibilizar como Ud. dice la situación de los comuneros. No más que la inminencia de un desenlace fatal, las manifestaciones callejeras, la presión internacional o el creciente rumor en las redes sociales. Es como ponerse a saltar durante un terremoto y luego decir que fue uno el que lo provocó.
Yo creo que los diputados hicieron su aporte, tal vez en darle mayor repercusión al tema en terminos internacionales y sensibilizar a la opinión pública. Si tal vez dieron una señal errada al levantar su propio ayuno dando a entender que se habÃa logrado la «mesa de diálogo», siendo que ésta no era la mesa que estaban pidiendo los comuneros. Con todo hicieron algo, otros se han dedicado solo a comentar.