San Juan, Argentina. Agosto del 2010.
Desde luego deseo agradecer la invitación que me formularan a fin de participar en la inauguración del Congreso Extraordinario de Ciencias Políticas que se realiza en esta ciudad ligada a Chile por tantos lazos históricos. Gracias sinceras
Las reflexiones que quisiera exponer a continuación no están referidas a ningún sistema político en particular. Ellas sólo intentan expresar inquietudes y observancias de una serie de fenómenos que podemos encontrar en sistemas y regímenes políticos de nuestro continente. Hago esta advertencia para contribuir a un debate mas profundo de lo que podemos hacerlo en esta ocasión, sobre temas propios de las ciencias políticas que me atreveré a abordar someramente en las líneas siguientes.
Amigas y Amigos
Hay quienes sostienen que el valor instrumental y de representación de los partidos políticos se hace innecesario en un mundo como el que se abre con el siglo que empieza pues a diferencia del pasado hoy el ciudadano tiene múltiples caminos o vías para interrelacionarse con el Estado.
Según esta afirmación dichos caminos se han facilitado notablemente por el surgimiento e incremento de nuevos sistemas de comunicación producto del avance tecnológico que ponen al alcance de millones de seres humanos la posibilidad de una Inter conectividad a escala planetaria inconcebible hasta hace poco tiempo atrás. El desarrollo de la Internet del Facebooks y recientemente del Twitter y de otros medios similares a éstos, constituyen, según algunos, mecanismos de participación política más eficaces que los partidos políticos tal como los hemos concebidos hasta ahora, a través de los cuales los ciudadanos pueden expresarse sin necesidad de recurrir a ningún ente que pretenda interpretar o mediatizar sus opciones.
Se sostiene además que el mercado también puede perfectamente suplir el rol de la política y en especial el de los partidos.. Son teóricos del neoliberalismo que miran los programas de gobierno como ofertas de temporada, conciben la vida en sociedad como un juego de ofertas y demandas e intenta trasformar a los ciudadanos en clientes-
La propensión de despojar a los partidos políticos de su rol no es nuevo. El corporativismo que entusiasmó a importantes sectores que apoyaron las dictaduras que asolaron Europa y nuestro continente., mostró, que su naturaleza intrínseca era un remedo democrático y en última instancia, su negación.
Últimamente ha surgido una poderosa corriente cuya propuesta principal es conferirle a las organizaciones de la sociedad civil roles propios de los partidos políticos Nadie duda de la importancia que ellas han adquirido. Reflejan la rica heterogeneidad de la sociedad moderna y los diferentes intereses que en ella se expresan. Pero dotarlas de roles políticos, con capacidad de determinar la orientación del conjunto del estado y sus instituciones, como si fueran entidades con contenidos y límites claros y definibles, es, en mi opinión, un error. Por ello independientemente de valorar la existencia de una multiplicidad de organizaciones representativas de la sociedad civil, estas no pueden suplantar el rol de los partidos políticos. Por el contrario, tales organizaciones, que expresan inquietudes, intereses o tareas muy diversas entre si, requieren de los partidos, se complementan con estos, se enriquecen mutuamente.
Es cierto que nos encontramos frente a una revolución sin par en el ámbito de las comunicaciones y que ésta tiende a modificar de manera sustantiva las conductas sociales así como los modos de vida. Hacer uso de estos medios para mejorar la calidad de las comunicaciones entre los miembros de una comunidad es altamente positivo. Sin embargo, pretender que este fenómeno terminará por sustituir el rol articulador, ordenar y orientador de los partidos políticos, es una grave equivocación..
En sociedades complejas en los que el Estado representa, protege y decide a través de sus instituciones el rol de los partidos aparece aun como insustituible. Por tanto, es absurdo creer que el ciudadano moderno es aquel que se instala frente a un computador para desde ahí ejercer su capacidad decisoria frente a los órganos del Estado. Más absurdo aun es concebir al Estado en el espacio cibernético. Este sigue siendo una realidad histórica y política, que ordena y jerarquiza a la sociedad a través de sus clásicos poderes y estructura la convivencia de sus miembros a través de un ordenamiento jurídico democráticamente legitimado ante el cual todos poseen derechos y obligaciones
En consecuencia, la Democracia seguirá teniendo como elemento esencial para su funcionamiento, a partidos políticos que reflejen las aspiraciones y necesidades diversas y heterogéneas que existen en el seno de la sociedad. No ha llegado el momento aun para dar por fenecido este modo racional de ordenar las diversas demandas que natural y legítimamente se expresan en un cuerpo social determinado.
En este cuadro, sin embargo, los partidos políticos requieren cambios muy profundos en el modo y estilo como estos se relaciona con los diversos grupos, clases o sectores de la sociedad.- Aquellos organizados a partir de concepciones conservadoras, que privilegian la mantención de un orden determinado e inmutable, tienden inexorablemente a desaparecer o a empequeñecerse en el imaginario social Solo los que están en consonancia con los cambios que vive la sociedad moderna, que adecuan sus estructuras organizativas a las transformaciones sociales, políticas o culturales, están en condiciones de aspirar a conquistar las mayorías nacionales, y las aspiraciones transformadoras que se anidan en su seno.-
Para cumplir este papel, los partidos políticos necesitan otorgarle relevancia a los principios y propuestas que informan su quehacer. Es en ellos donde radica esencialmente su credibilidad. Es en el cuerpo de ideas que conforman sus visiones de largo plazo, donde estos adquieren la fuerza de su convocatoria y logran la legitimidad necesaria para conducir los destinos de un país. En democracia el poder político a los que todo partido aspira exige crecientemente que tales ideas y principios sean cada vez más transparente y sintonizados con el mundo real y concreto en los que se desenvuelven los ciudadanos. Ello es lo que permite que su actividad fundamental, el servicio público les abra las puertas del progreso y del futuro. Tales principios son los que les permiten mirar el horizonte si dejar de actuar sobre la realidad concreta en el que estos son actores.
Reivindicar el papel de los partidos políticos tiene un sentido superior. Ellos son portadores privilegiados, no únicos por cierto, de la Política, esa activad noble y esencial que busca humanizar las relaciones sociales, civilizar la lucha por el poder. Tal como lo hemos heredado desde el siglo de las Luces, ella sigue siendo en democracia el mejor camino para el logro de etapas superiores de progreso y civilidad. Cuando desaparece y con ella los partidos políticos, como ocurre en las dictaduras, los pueblos se estancan y caen en el abismo de la arbitrariedad y de la injusticia.
Asumamos sin embargo, que en la actualidad la política y por su puesto los partidos políticos, sufre un descrédito alarmante especialmente entre las nuevas generaciones. Sabido es que una sociedad sin partidos políticos, o con partidos débiles y desprestigiados, la democracia tiende a languidecer hasta desaparecer. Es preocupante por tanto, la existencia de sectores sumidos en la lógica de la sociedad de consumo (aunque esta sea disfrute de unos pocos), que entienden la política como una actividad marginal de la cual es posible prescindir.
Este hecho obliga a los partidos progresistas, a los partidos de izquierda reponer a la política en el centro de sus propuestas, a reivindicar su rol. En mostrar que la democracia se realiza plenamente sobre la base de la existencia de instituciones respetuosas de las normas esenciales del Estado de derecho, de ciudadanos concientes de sus deberes colectivos y dueños de su propia conciencia social. Sociedad democrática en el que Estado sea eficaz en la solución de los problemas acuciantes que viven sus ciudadanos especialmente los más postergados y en el que los Derechos Humanos sean un modo de vivir la existencia social. Estado capaz de proporcionar protección en el amplia sentido de la palabra, y ser garante permanente de la libertad, de la igualdad y de la convivencia pacífica de todos quienes habitan el territorio done ejerce sus facultades.
Lo anterior hace imprescindible elevar la calidad de la política, despojarla del marasmo propio de la ideología neoliberal y de la lógica perversa de la “pantalla chica”. La política no es una mercadera, no es un producto transable donde el marketing reemplaza los programas y las encuestas de opinión oráculos cuyos designios deben ser acatados por sobre cualquier consideración Valentín Letelier destacado educador laico y progresista chileno decía en 1896: “la política no es el arte de establecer un sistema de libre mercado; es el arte de satisfacer necesidades sociales”
Soltar amarras con cualquier forma de praxis que pervierta su sentido superior es esencial para recobrar la confianza en la política. Esta no puede ser asociada al enriquecimiento ilícito, a la corrupción o a la manipulación del poder con fines privados. Ella debe ser practicada con sólidos principios éticos y morales, ajeno a prácticas demagógicas y alejado del populismo.
En este cuadro de renovación y cambios de estilo que se les exige a los partidos políticos, uno de los temas mas acuciantes a los que deben enfrentarse es el histórico proceso de la globalización que vive la humanidad La revolución científica y tecnológica. las comunicaciones extendidas a límites impensables, la interrelación de pueblos y civilizaciones hasta hacen poco tiempo alejadas entre sí, son hechos imposibles de negar por parte de las fuerzas progresistas.- Sus efectos alcanzan todos los rincones del planeta por lo que difícilmente existe un país que no los viva. La tarea es luchar para que este proceso sea una palanca de progreso y no de retroceso para la humanidad
Este desafío pone a las fuerzas progresistas, a las se adhieren a concepciones de cambio y transformación democrática de la sociedad, en la necesidad de impulsar medidas que hagan posible dotar a la globalización de una gobernanza que mire los intereses de los pueblos mas postergados que aquellos en donde se concentra el mayor poder económico y político. Implica propiciar un Nuevo Orden Económico Mundial que termine en este siglo con la lógica de países ricos y países pobres donde estos últimos son los condenados de la tierra, a los cuales la mano de Dios abandonó, y los otros los dueños del progreso y del bienestar humano..- Nuevo orden que apunte a terminar con la concentración de la riqueza en pocas manos y en pocos países.
Este nuevo orden debe redefinir drásticamente el rol que juegan los organismos financieros internacionales, como el FMI, el BM OMC.., entre otros. Se debe instaurar a nivel de la ONU un Consejo de Seguridad Económico y Social que conduzca la lucha contra la pobreza, el hambre y la desnutrición que afectan a grandes conglomerados humanos en diversos continentes. Para llevarla a cabo es urgente luchar por un acuerdo que permita gravar las transacciones de carácter financieros con un impuesto sobre la base del cual construir un fondo mundial para combatir estos males que golpean la conciencia de la humanidad.
Como lo señalara mas arriba, se vive un vertiginoso desarrollo tecnológico. Una verdadera revolución cuyos alcances son aun imprevisibles. En las últimas décadas, ésta se ha intensificado, concentrándose en pocos países, especialmente en aquellos que poseen los recursos necesarios para solventar los altos costos que implican llevar a cabo investigaciones aplicadas a todos los ámbitos de la actividad humana. No más de 8 o 10 de esos países concentran el conocimiento científico de avanzada e invierten más del 80% del gasto que todo el mundo destina a ese fin. Dado lo anterior, la transferencia de conocimiento y de las nuevas tecnologías -que abren alternativas insospechadas de progreso- es imprescindible para mejorar las condiciones de vida del ser humano y liberarlo de las largas, pesadas y rutinarias condiciones de trabajo. Con ese fin es menester crear una institucionalidad mundial destinada a lograr que países que en la actualidad monopolizan el conocimiento científico, lo compartan con a los países menos desarrollados
Mientras aquello no ocurra, el poder que emana del conocimiento concentrado en algunos pocos, que poseen la exclusividad de las nuevas tecnologías, incluidas aquellas destinadas a construir armas de destrucción masiva, mantendrá inalterable el desequilibrio del poder mundial y en consecuencia la paz y el entendimiento entre civilizaciones se harán cada vez más inalcanzables.
Lo anterior supone además un nuevo orden político mundial. Esto significa plantear cambios a la Organización de las Naciones Unidas con el fin de ampliar y hacer más representativa la actual composición del Consejo de Seguridad. y terminar con los vetos que aun ejercen en su interior las grandes potencias. De igual manera se debe propiciar la creación de un Parlamento Mundial que formando parte de la estructura institucional de Naciones Unidas, haga de la cooperación, el diálogo y la consecución permanente de la paz global el objetivo fundamental de su quehacer. Este debe ser concebirse con facultades efectivas y de un sistema de representación y legitimidad propio de un estadio político superior.
El nuevo orden político mundial debe contribuir a enfrentar con criterio humanista y solidario, la aparición de nuevos y acuciantes problemas que afligen a millones de seres humanos. Debe hacerse cargo, entre otros fenómenos, de las corrientes migratorias debido del hambre, la desolación y el desempleo que afecta a amplias zonas del planeta, y enfrentar los complejos desafíos surgidos del terrorismo, el narcotráfico y la corrupción que sacuden, especialmente, a países de nuestro continente. La narcoguerrilla y la narco-política son flagelos que matan y destruyen la convivencia de naciones enteras
El tema relacionado con el cambio climático merece una especial preocupación de los partidos progresistas. Este pone en serio riesgo la subsistencia del ser humano sobre la faz del planeta. El aumento de los gases de efecto de invernadero, no sólo debe preocupar al mundo científico, sino que de manera especial, a quienes poseen una concepción humanista del desarrollo y del progreso de la sociedad. Mantener el estado actual de cosas provocará daños irreparables al medio ambiente planetario. Por ello, la instauración de una economía sustentable basadas crecientemente en el uso de ERNC que tenga como objetivo enfrentar estos fenómenos, debe constituir un objetivo central
Para contribuir al establecimiento de políticas modernas que den cuenta de estos desafíos se debe impulsar una profunda redefinición del rol Estado, superando definitivamente el neoliberalismo sin caer en el estatismo paralizante que caracterizó a la experiencia comunista. En otros términos, los socialistas, los socialdemócratas o laboristas, deben ser los promotores de un Estado moderno, dinámico, eficaz, comprometido esencialmente con el bien común, la igualdad de oportunidades, movido por una concepción humanista y laica de las responsabilidades gubernamentales. Estado al mismo tiempo respetuoso del ordenamiento jurídico internacional, de la declaración universal de derechos humanos, que hace de los intereses nacionales una ventana para mirar al mundo a fin de hacer de éste un espacio de cooperación y no de confrontación.
La vigencia de los partidos polÃticos y su rol en la sociedad actual y globalizada, es menester no tan solo de querer y abrigar su papel fundamental, sino, que transformarlo para que sea un autentico instrumento de cambio al servicio de los pueblos y del Estado en su empeño de permitir el desarrollo, bienestar y calidad de vida de los ciudadanos, para lo anterior, dichos actores de la polÃtica necesitan no solo una nueva reingenierÃa y diseño organizacional, sino una nueva generación de hombres y dirigentes que vean en la polÃtica un servicio real al serhumano y no un servirse de ella para fines meramente corporativo, esto último, deja mucho que desear en la actualidad, la realidad va por otro lado de los partidos polÃticos en Chile y en muchas otras latitudes del continente americano, es de esperar que no sigamos solo en los diagnóstico y en las propuestas generalista y pasemos al cómo en la solucionatica, los que estan aún en los centro de poder en los partidos tienen una mayor responsabilidad en señalar y marcar la pauta del cambio solicitado, esto vale muchisimo para los partidos mal llamados progresistas en nuestro paÃs.