Por Rubens Francois, Economista
En la reciente cuenta pública del Presidente Gabriel Boric Informó de una serie de resultados que su gobierno ha podido impulsar y concretar que benefician a muchos habitantes del país, a pesar de la estrechez del marco ideológico dominante que ha logrado instalar en nuestro país la elite económica y política que impide avanzar en cambios estructurales que tienen el apoyo y reconocimiento de organismos académicos e internacionales como CEPAL, FMI, OCDE, entre otros.
Las bases fundamentales del actual gobierno progresista están relacionadas con el cambio de aquellas condiciones del desarrollo social y económico que originan desigualdad, pobreza, injusticia y una distribución inequitativa de la riqueza. Asimismo, con darle al estado un rol protagónico dotado de una estrategia de desarrollo sostenible que lleve a Chile a los primeros lugares, en especial, en la propiedad y control de la mayor explotación de litio y cobre en el mundo, fundamentalmente, a través de Codelco.
Por otro lado, el gobierno del presidente Boric ha planteado con insistencia que es posible cumplir plenamente con su programa aprobado por la mayoría ciudadana para llegar a la Moneda, en los 4 años de su gobierno, si se dan algunas condiciones mínimas como son contar con un presupuesto fiscal más robusto para enfrentar el gasto público con prioridad en pensiones, seguridad ciudadana, educación y salud, administrando esos recursos, con disciplina y responsabilidad fiscal. Al mismo tiempo, si se consigue consenso para una política económica sostenible con la colaboración activa del sector privado con foco en el crecimiento y la productividad, lo que equivale darle al país más y mejor gobernanza que asegure su estabilidad y progreso.
La primera mitad del período del actual gobierno ha sido de prueba y error para una nueva y joven clase dirigente que junto con haber logrado la integración de las fuerzas políticas progresistas ha podido sobrellevar la obstrucción implacable de una oposición negacionista que no está dispuesta a ceder a ninguno de sus postulados ideológicos de corte neoliberal, menoscabando con ello la magnitud de los esfuerzos e interés de este gobierno por tratar de responder a la demanda social que se arrastra por años.
La presidencia de Boric ha logrado darle gobernabilidad al país, lo que muy probablemente no hubiera sido posible con un eventual gobierno del ultraderechista Kast a la cabeza haciéndose cargo de un país post estallido y post pandemia que, con la inestabilidad social iniciada con el gobierno de derecha de Sebastián Piñera, hubiera significado más agitación y descontento social. Hoy, Chile goza de estabilidad social y política pese al complejo y conflictivo panorama internacional que ha producido inflación y recesión en muchos países tras las guerras en Ucrania y Gaza y la pandemia Covid-19, como por los efectos del cambio climático y las masivas migraciones.
La oposición se ha negado a legislar en las dos más importantes reformas impulsadas por el gobierno, la reforma tributaria y la reforma de pensiones, cuyos contenidos mejoran la distribución del ingreso, como también permiten financiar los programas sociales y el mejoramiento de las pensiones actuales y futuras. Lo anterior no es un proceso neutro, mientras más resistencia de los más ricos a contribuir a un mejor reparto de la riqueza – al menos, aceptando una mayor carga tributaria – mayor será el apoyo popular que tendrán las políticas económicas que apunten a que el estado incremente su presencia en la economía.
Logros gubernamentales
En el marco de una estrategia de largo plazo el gobierno logró la aprobación del royalty minero que ha permitido incorporar nuevos recursos al fisco y destinar parte de ellos a regiones. Los aportes al fisco de la minería privada alcanzarán un 50% adicional a fines de la década y no pagarán el royalty los pequeños mineros, la minería artesanal y los pirquineros.
En este gobierno, a través de una alianza público-privada, se logró que el Estado de Chile se quede con una participación mayoritaria en la extracción del litio, lo que permitirá operar en el Salar de Atacama hasta el año 2060. Esto garantiza participar en condiciones competitivas desde ahora en los mercados de la electromovilidad y transformar a Chile en un gran contribuyente para enfrentar el cambio climático y avanzar en la economía verde.
La responsable política fiscal dirigida por el ministro Marcel contribuyó a contener la inflación complementando la política monetaria del Banco Central, haciéndose cargo de una compleja situación de déficit fiscal tras la pandemia y un Producto Interno Bruto (PIB) que venía en descenso al igual que la productividad en la economía, poniéndole freno al descenso del PIB, que pese a todas las demandas sociales existentes, logró contener el gasto fiscal para reducir la inflación, pasando de un gasto de 29,2% el 2021 a 22,1% del PIB en el 2022, con lo cual después de 10 años, se logra llegar a un superávit fiscal de un 1,1% del PIB en el año 2022.
Una de las pocas voces que serenamente no vaticinó un retroceso económico, como muchos opositores al gobierno lo hicieron que pronosticaron un desastre en la economía, fue el ministro de Hacienda del gobierno. Con claridad y riguroso manejo técnico de las cifras siempre dio certezas de que la economía tendría un mejor desempeño a fines de año 2023 y en el año 2024 veríamos un crecimiento acercándose al 3% de crecimiento del PIB y una inflación, probablemente, inferior a un 4%.
El gobierno del presidente Boric además de sortear con éxito desafíos macroeconómicos de alta complejidad, logró rebajar a 40 horas semanales la jornada laboral en forma gradual, lo que se completará en mayo de 2028. Además, cumplió con su compromiso de campaña de aumentar el salario mínimo a $500.000 pesos chilenos (US$625) de aquí al fin de su mandato.
En materia de seguridad social en el año 2023 el promedio de beneficiarios fue de 2.355.528 personas, de las cuales 58% fueron mujeres y el 42% hombres. En esta misma línea, se logra gratuidad total en las atenciones de salud (que incluye urgencias que requieren hospitalización) para aquellas personas que se atienden en los centros del sistema público de Salud (Fonasa), lo que representa casi un 80% de la población. Se puso fin al copago, que obligaba a los usuarios a pagar un porcentaje de las prestaciones lo que beneficia particularmente a las personas que pertenecen a los tramos C y D de Fonasa (alrededor de 5 millones), pues los del tramo A y B (que son los de más bajos ingresos) ya podían recibir atención a costo cero. La administración de Boric también logró implementar otra medida que apunta a aliviar la carga económica de las familias que pertenecen a Fonasa, el aumento de los convenios para rebajar el precio de los medicamentos. Esto permitió aumentar de 2.700 a 6.900 los remedios con descuentos.
Ciertamente, es más larga la lista de resultados exitosos, solo se quiso mostrar que un gobierno progresista de centroizquierda puede cumplir sus promesas. Y si existe una oposición que no sólo esté mostrando la parte vacía del vaso, ni oponiéndose a cumplir con el compromiso de un gobierno democrático elegido por una mayoría, Chile podría ir a mayor velocidad y con más estabilidad social en el desafío de desarrollarse y convertirse en un país líder del crecimiento con equidad, sostenible y en democracia.