Por Rafael Pizarro Rodríguez en El Mostrador
Recientemente, el precio de las acciones de SQM, principal empresa del litio a nivel mundial, sufrió bajas significativas, lo cual ha emitido una señal de alerta sobre el futuro de esta industria. El descenso en la cotización se produjo en un contexto especial. Justo después de la firma del acuerdo preliminar con Codelco, el precio de las acciones de SQM experimentó una notable y prolongada caída durante varias semanas, y los medios relevaron las preocupaciones de los bancos e inversores sobre el futuro de la empresa.
Ciertamente, se ha emitido una señal de alerta sobre el futuro de esta industria. Este hecho merece una profunda reflexión, dado que la industria de las baterías de litio es algo global, y necesitamos adoptar una perspectiva integral para comprenderlo y tomar decisiones acertadas, así como fijar una estrategia a largo plazo para el sector que resguarde los intereses del Estado de Chile y sus ciudadanos.
Pero el tema es aún más complejo, pues tal como han reportado analistas, uno de los principales accionistas de SQM es Tianqi Lithium, un inversionista internacional. Aunque en teoría las restricciones que la FNE le puso tenían como objetivo proteger la competencia y la transparencia del mercado, merecen ser observadas con una nueva mirada a la luz de los recientes desarrollos del sector, en especial los relativos a los acuerdos con Codelco y lo que esto impacta en la reconfiguración de la industria nacional y mundial del litio, y lo que significa desde la perspectiva de los ingresos fiscales.
Como destacó el vicepresidente ejecutivo de Corfo en un seminario en diciembre del año pasado, las opiniones y perspectivas de Tianqi, incluidas las medidas restrictivas impuestas por la FNE que han tenido también como consecuencia la marginación de Tianqi en el proceso de negociación del acuerdo con Codelco, representan un elemento crítico para proyectar las futuras direcciones de la industria.
Si el acuerdo final no logra el respaldo de Tianqi y otros inversionistas internacionales, no solo la Estrategia Nacional de Litio enfrentará serios desafíos, sino que también el avance de la industria del litio en Chile podría quedarse atrás en comparación con otros países del continente.
Como señaló José Miguel Benavente en esa oportunidad, no es deseable en caso alguno el que, por no considerar este elemento, luego “nos encontremos con sorpresas” vinculadas a restricciones de libre competencia, pues, en definitiva, cuesta imaginar que una operación de esta naturaleza pueda ser implementada sin siquiera conocer el punto de vista de uno de sus principales afectados.
Ante este complejo panorama, en el que interactúan tendencias globales de los mercados bien descritas en un reciente informe de Morgan Stanley, con estrategias y dificultades locales, es imperativo que Chile adopte una estrategia integral para el sector del litio con una mirada más internacional, que no solo contemple la gestión y explotación de este recurso, sino que también considere los desafíos ambientales, tecnológicos y sociales vinculados a su desarrollo.
La sostenibilidad, la innovación y la inclusión deben ser los pilares sobre los que se construya el futuro de la industria del litio en Chile, asegurando que su crecimiento contribuya al bienestar y al progreso de toda la sociedad.
Estamos comenzando el año 2024, y la industria del litio en Chile y el mundo se encuentra en un punto de inflexión. Las decisiones que se tomen hoy determinarán no solo la viabilidad y el éxito de este sector, sino también la capacidad del país para integrarse en los mercados internacionales y atraer inversiones extranjeras en la transición hacia una economía verde y sostenible, con el fin de aprovechar sus ventajas para el bienestar y desarrollo del país.
