Jaime Ruiz-Tagle, Sociólogo y Colaborador del Instituto Igualdad, escribe en cartas de El Mercurio el pasado viernes 18 de septiembre sobre el trabajo del Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional, la Comisión Bravo y los alcances del Plan Solidario para la el 80% población más vulnerable.
Informe de la Comisión Bravo
Señor Director:
En 2006 integré el Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional, presidido por Mario Marcel. De ese trabajo surgió la creación del Pilar Solidario y, en especial, la pensión básica solidaria para quienes no contaban con una jubilación al cumplir los 65 años.
La propuesta más importante de la Comisión Bravo es ampliar el Pilar Solidario hasta el 80% de la población más vulnerable. Mientras los recursos nacionales sean escasos, se puede empezar por los mayores de 75 años, que son los más afectados por los costos de salud.
También es relevante que esta comisión proponga aumentar en 20% la pensión básica solidaria y la pensión máxima con aporte solidario. Desde la promulgación de la primera reforma de Michelle Bachelet, en 2008, esta subvención de 75 mil pesos se reajusta de acuerdo al IPC, por lo que el ingreso se congeló en términos reales.
Cabe destacar, también, la propuesta de crear una AFP estatal que compita bajo las mismas reglas que las otras administradoras. Se tratará de una institución sin fines de lucro, lo que según la Cepal permitirá que todo el sistema tienda a funcionar de esta manera.
Una materia controversial es la recomendación de sumar cuatro puntos porcentuales a la actual cotización del 10%, con cargo al empleador. Se debe contar con mayores aportes para mejorar las pensiones, pero los sindicatos no quieren entregar más recursos a las AFP, que han tenido enormes ganancias con los ahorros previsionales y entregan pensiones muy bajas. Con todo, resulta interesante que parte de ese 4% vaya a un fondo solidario.
También resulta polémica la idea de aumentar la edad de jubilación para las mujeres hasta los 65 años. Para ellas, jubilar a los 60 años constituye un seguro mínimo en caso de perder el empleo. Pero la mayoría de las que pueden seguir trabajando después de esta edad, lo hacen. Las mujeres mayores de 60 necesitan oportunidades laborales adecuadas. Sobre todo, porque cargan, a menudo, con el cuidado de los enfermos y de los ancianos, casi siempre sin subsidios del Estado.
Jaime Ruiz-Tagle
Sociólogo
Colaborador del Instituto IgualdadViernes 18 de septiembre de 2015, Cartas «El Mercurio».