Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de EL CLARÍN (Chile) el día 01 de enero de 2021.
En materia de deuda externa es importante distinguir entre la deuda externa del conjunto del país – es decir, lo que la totalidad de los agentes económicos, públicos o privados, le adeudan a agentes económicos externos – de la deuda que el gobierno central tiene con esos mismos acreedores. Esa distinción es importante por cuanto en Chile el gran deudor con el exterior no es el Estado, sino el sector privado, constituido fundamentalmente por los bancos y por las empresas no financieras. Veamos las cifras al respecto.
La deuda externa total del país, a octubre del presente año, suma 206 mil millones de dólares. Se trata de una cifra más bien alta por cuanto el total del PIB del país, es decir, el valor de todo lo que se produce en un año en el territorio nacional, suma aproximadamente 250 mil millones de dólares. Es decir, se deben al exterior aproximadamente 4 dólares por cada 5 dólares que se producen en el país.
Pero de esa cantidad de deuda, el Gobierno General solo está endeudado en 31 mil millones de dólares, lo cual es una carga relativamente cómoda, o por lo menos no alarmante. Es importante tener en cuenta, además, que ese monto de deuda externa gubernamental no ha aumentado en forma sustantiva a lo largo del presente año. En enero del 2020 la deuda del Gobierno era de 31 mil millones de dólares, y a octubre de este mismo año esta deuda tenía casi el mismo nivel, a pesar de la situación de pandemia y de crisis social y económica. Que la deuda gubernamental se mantenga igual no significa que no se haya contratado nueva deuda a lo largo del año, sino que la nueva deuda, y los pagos que se han realizado de deudas anteriores, han dejado la deuda total en su mismo nivel.
La banca es otro deudor importante, que adeuda, a octubre del 2020, 26 mil millones de dólares al exterior, deuda que se redujo en aproximadamente 5 mil millones de dólares con relación a enero de este año.
El sector empresarial no financiero, es el gran deudor de este país. Su deuda con el exterior, a enero de este año, era de 77 mil millones de dólares y aumentó a lo largo del año hasta situarse en un nivel de 87 mil millones de dólares. Diez mil millones de dólares adicionales de nueva deuda a lo largo de un año de crisis y de menor producción y ventas. Muy raro.
Uno podría suponer que la micro, pequeña y mediana empresa, las Mipymes, no solo no tienen vínculos con el exterior que les permitan endeudarse, sino que, además, no tienen las espaldas financieras suficientes como para ser considerados como posibles beneficiarios de crédito por parte de la banca o de las finanzas internacionales. La deuda de las empresas no financieras es, por lo tanto, deuda de la gran empresa nacional.
Endeudarse con el exterior no es necesariamente malo ni tampoco es ilegal. Es parte del juego económico actual. Sin embargo, cabe preguntarse ¿cuáles son los intereses fundamentales de aquellos sectores económicos que están altamente endeudados con el exterior? Podríamos respondernos que sus intereses como deudores son básicamente dos: por un lado, que la tasa de cambio entre el peso y el dólar no encarezca esta última moneda, pues si eso sucediese, el pago de su deuda se haría más pesado expresado en pesos puros y simples. La segunda cuestión que es importante para estos sectores endeudados, es que la tasa riesgo país de Chile en el exterior no vaya a aumentar, pues eso puede que no les afecte la deuda ya contraída, pero es altamente probable que les afectaría las tasas de interés de las deudas que intentarán contratar en el futuro cercano. Para que esto último no vaya a suceder es necesario que el Gobierno no solo no se endeude mucho, sino que, además, pague religiosamente las deudas que tiene contratadas. También ayuda el que las reservas internacionales no bajen. Se trata de mantener “la pinta” del país en el exterior. Podemos tener problemas dentro de casa, pero para los vecinos hay que conservar la pinta a como dé lugar, lo cual puede ser válido en las relaciones de pueblo chico, pero en el ámbito internacional todo el mundo sabe lo que calza cada uno.
Para no ser mal pensados, podemos decir que, por una de las muchas casualidades de la vida, todas esas circunstancias deseadas por los grandes deudores nacionales, se han cumplido cabalmente a lo largo del presente año. Curioso ¿no?