Sin duda, Don Andrés Aylwin Azócar es la expresión de las convicciones y el compromiso con la democracia y los Derechos Humanos. Abogado y militante del Partido Demócrata Cristiano, Andrés Aylwin fue Diputado de la República antes y después de la Dictadura, siempre con la misma convicción, no hay justificación para quebrar la democracia y tampoco para la violación a los Derechos Humanos.
Fue uno de los trece militantes demócrata cristiano que inmediatamente después del golpe, lo condenó, a pesar de las diferencias que su partido había sostenido con el gobierno de Salvador Allende. Tempranamente dimensionó lo que dicho golpe significaba para quienes habían apoyado al Presidente derrocado y para el país, y formó parte del Comité Pro Paz y de la Vicaría de la solidaridad. Se puso al servicio de los perseguidos/as, de los detenidos/as desaparecidos/as, de las víctimas de la tortura, lo que le valió una relegación en Guallatiera, en la Región de Tarapacá, el año 1978. Defendió el indulto de quienes habían sido condenados durante la dictadura por hechos de sangre, señalando que no habían tenido acceso a un juicio justo y que en muchos casos habían sido objeto de tortura. Por su trayectoria en la defensa de los derechos humanos recibió importantes reconocimientos, y se negó a ser considerado para el Premio Nacional de Derechos Humanos con la humildad que lo caracterizaba.
Andrés Aylwin Azocar, entendió más que nadie que los derechos humanos no pueden supeditarse a ideologías partidarias y que constituyen un eje fundamental para la democracia, más cuando ésta empezaba su reconstrucción en 1990. Siempre afable y dialogante supo abrir un camino que no es fácil seguir en la actualidad, que los derechos humanos son universales, que es obligación de la democracia promoverlos y defenderlos, porque este es el único camino para restaurar las profundas heridas que la dictadura nos dejó como sociedad.
Se va un hombre bueno, un hombre como pocos, un hombre que puso a su pueblo primero, y es ese pueblo, dentro del que estamos los/las socialistas, el que lo despide.
Programa de Derechos Humanos
Instituto Igualdad
