Columna de Sergio Arancibia publicada en El Mostrador el día 29 de mayo de 2023
Es tan usual que se difundan, con bombos y platillos, todas las noticias sobre la economía chilena que tengan algo de negativo, que es casi una obligación de conciencia pasar revista también –e incluir en los análisis políticos y económicos que correspondan– a las cosas que tienen claramente un signo positivo. Mostremos algunas de ellas.
En primer lugar, el Banco Central ha modificado su pronóstico sobre el crecimiento de la economía chilena para el año 2023, postulando que la tasa de crecimiento del PIB se ubicará este año entre -0.5% y +0.5%, lo cual es una perspectiva modesta para cualquier país, en situaciones normales, pero es mejor que muchos pronósticos anteriores, tanto de organismos nacionales e internacionales, que indicaban un crecimiento de claro valor negativo.
Segunda cosa: el ministro Marcel anunció que se consiguió colocar sin mayores problemas una oferta de bonos soberanos por un monto de dos mil millones de dólares, la cual tuvo amplia aceptación. No solo se colocó toda la oferta que se sacó al mercado, sino que se recibieron demandas por montos muy superiores al indicado. Eso refleja que en un mundo tan convulsionado como el actual, el sistema financiero internacional sigue viendo a Chile como un agente económico serio y solvente, al cual se le puede prestar plata sin temor.
En tercer lugar, la inversión extranjera directa recibida por Chile en el primer trimestre del presente año fue un 34 % más alta que la recibida en el mismo período del año anterior. Se recibieron este año un total de 7.286 millones de dólares, lo cual refleja que las empresas extranjeras siguen viendo a Chile como una plaza donde invertir y obtener tasas y montos de ganancias suficientemente atrayentes, sin hacer mucho caso a algunos empresarios locales que gustan de decir todo lo contrario. Tampoco la supuesta inestabilidad de las normas y reglas del juego parecen haber afectado esa conducta de los inversionistas extranjeros. Cabe recordar, a ese respecto, que los datos presentados se refieren al primer trimestre del año, es decir, a un período anterior al último evento electoral realizado en el país.
En cuarto lugar, los datos sobre la balanza de pagos del país durante el primer trimestre de este año, difundidos por el Banco Central, indican que las exportaciones alcanzaron en ese período un nivel de 27.108 millones de dólares, lo cual es una cifra mayor que la presentada durante cualquier otro trimestre del año anterior. Las importaciones, a su vez, retrocedieron, alcanzando la cifra de 19.520 millones de dólares que es, a su vez, la más baja alcanzada en el transcurso de cualquier trimestre del año anterior. Esos dos datos arrojan un saldo positivo en la cuenta de bienes de la balanza de pagos de 7.586 millones de dólares, que es una cifra que supera todo lo alcanzado no solo en cualquier trimestre del año anterior, sino que supera la cifra de todo el año 2022.
La cuenta de servicios tuvo un saldo negativo de 2.637 millones de dólares, pero que es el más positivo alcanzado por esa cuenta a lo largo de todo el año anterior, dado que en este último trimestre aumentaron las exportaciones de servicios y disminuyeron las importaciones. La cuenta total de bienes y servicios arroja un saldo positivo de 4.949 millones de dólares. La cuenta de bienes y servicios fue negativa durante todos y cada uno de los trimestres del año 2022.
La cuenta de renta sigue siendo negativa, pero con niveles superiores al trimestre inmediatamente anterior, todo lo cual arroja un saldo en la cuenta corriente de 752 millones de dólares, lo que es una cantidad relativamente pequeña, pero que revierte claramente un peligroso déficit que se presentó durante todo el año anterior.
La deuda externa pública bajó desde 82.743 millones de dólares a 75.123 millones de dólares de un año a otro, y la deuda externa privada también presentó una baja, lo cual lleva a que la deuda total, como porcentaje del PIB, bajara de 77.1 % a 68.7 %.
Nada de lo anterior es como para tirar cohetes, pero son cifras mejores que las que se venían presentando en las cuentas económicas del país. Se trata, sin embargo, de indicadores convencionales que no dan cuenta de toda la realidad económica y social que viven los chilenos. Tampoco se puede pensar que se trata de datos que no puedan revertirse en el futuro cercano, máxime en los tiempos presentes de alta inestabilidad nacional e internacional. Pero, aun así, son datos que son necesarios de incorporar a los análisis que se hacen sobre la economía nacional y que contrarrestan los análisis altamente catastrofistas que provienen de muchos sectores, sobre todo empresariales. Además, son antecedentes estadísticos sobre la realidad nacional, que definen el marco dentro del cual se pueden mover las decisiones de política económica y de economía política que se pueden tomar en el país.