A propósito del debate sobre la dieta parlamentaria, los panelistas del programa Estado Nacional, TVN, instalaron en la agenda el tema de la distribución del ingreso. Importante variable que se relacionó con la democracia representativa, sus instituciones y la política. Dos datos de nuestra realidad se manejaron en esa ocasión: el ingreso medio con que vive la mayoría de la población; y el precio de venta de viviendas que superan los UF 24,000, es decir, más de $ 648 millones (un millón de dólares).
En nuestro sistema de pensiones el 77 % de los cotizantes al sistema lo hacen por menos de un millón de pesos, y solo un 23 % por sobre ese monto hasta el tope. Por ende si los parlamentarios desean tener una dieta representativa del ingreso imponible del 80 % de los afiliados de menores ingresos, esta no debiera superar un millón de pesos.
Por su parte, el ingreso imponible mensual vitalicio con que uno puede tener un ahorro de un millón de dólares (UF 24000), aportando todos los meses 10 % al sistema de AFP, sería de $ 4,1 millones aproximadamente. Si desean ser representativos de ellos, deben cobrar $4 millones. Pero tal vez más. La compra de viviendas no se hace con el ahorro previsional, sino con el excedente por sobre los gastos corrientes y los aportes a la seguridad social de los sectores mas acomodados. Por ende si quieren representarlos, la dieta debiera ser muy probablemente superior a la que reciben hoy día. El rango es amplio por que la desigualdad lo es.
Por cierto hay otros criterios para fijar remuneraciones de los parlamentarios que no se abordan en esta nota. Pero deseo resaltar la consternación que causo este debate entre los panelistas. En el área de mi trabajo, el 80 % de los representados por los parlamentarios no acceden al sistema de ISAPRES, y el 79 % de los jubilados del sistema de AFP que los parlamentarios representan reciben pensiones bajo el salario mínimo. Esto no ha cambiado en más de 39 años y tiene indignados a sus representados. El tema de fondo es que la estrategia de desarrollo neo liberal heredada desde la dictadura genera una mala distribución del ingreso, y aquella de gobernar dentro de lo posible con la cual legislan las autoridades y parlamentarios la acepta. No debemos extrañarnos, entonces, de que la ciudadanía busque otras formas de expresión para la solución de sus problemas. Es hora de abordar seriamente el tema.