En esta entrevista, el presidente de Chile Transparente, ], señala que los políticos que financiaron sus campañas vulnerando la ley, tendrán un menor costo si asumen su responsabilidad. Además, el ex Secretario General de la OEA afirma que Chile debería tener una estrategia política frente al diferendo limítrofe con Bolivia.
Con miras a las elecciones municipales del próximo año, ¿qué proyectos de ley sobre probidad deberían estar aprobados en el Congreso?
La agenda sobre probidad es muy extensa y es difícil pensar que esté lista a mediados del próximo año. Una de las modificaciones fundamentales es la ampliación de la ley de Transparencia, en especial, en temas relacionados con las funciones de los servidores públicos. En este sentido, un aspecto muy relevante es normar mucho mejor las declaraciones de intereses, de manera de incluir una regulación sobre la contratación de los cónyuges y de los hijos.
Lo segundo, es mejorar las normas de probidad en el financiamiento de la política. Entre éstas, se encuentra reducir la cantidad de dinero que un particular puede dar, eliminar a las empresas como fuentes de donación, poner fin a los aportes reservados y fortalecer el Servicio Electoral, que es esencial para cumplir con todo lo anterior. No obstante, hay que tener cuidado con algunas cosas, por ejemplo, que el SERVEL no termine actuando como un juzgado de policía local.
¿Cuál es su visión respecto de la reforma a los partidos políticos?
Algunos personeros de partidos consideran que se está regulando excesivamente, porque se pide entrar a normar sus estatutos internos o su conducción interna. Para las colectividades deberían ser transparentes solamente aquellos aspectos en que se aborden temas que afectan a la sociedad. Por ejemplo, cómo se tomó la decisión de votar o no votar una determinada ley, o cómo se eligen las autoridades de dichas organizaciones. Pero no deberían, dicen algunos, interferir en cómo se hacen los programas de los partidos ni entrar a sancionarlos por no cumplir las normas que no tienen que ver con su financiamiento público.
¿A qué reformas deberían abrirse los partidos políticos?
Este último debate será un poco más largo. Tengo la esperanza, sin embargo, que los partidos tendrán necesariamente que hacer algunas cosas que no hubiesen hecho en otras circunstancias, porque hoy están con un nivel de aprobación muy baja en la encuestas.
¿Cree necesario actualizar el padrón de los militantes?
Es un tema complejo. No me voy a pronunciar sobre eso, amparado en una cosa muy simple: yo soy de Chile Transparente y vamos a preocuparnos de temas que le competan, como es el problema del financiamiento de la política.
Usted ha dicho:”Ojalá que los políticos que tengan alguna irregularidad en la emisión de boletas lo reconozcan. ¿En qué los favorece asumir esta responsabilidad?
El senador Moreira fue el primero en admitir que había emitido facturas (irregulares). Otros podrían emular eso. La mitad de las cosas quedarían claras y la ciudadanía lo juzgaría. Muchos de estos casos no van a ser considerados delitos, o no van a merecer pena aflictiva y, por lo tanto, será la ciudadanía la que juzgue. La mejor forma de asumirlo frente a la gente es decir cómo lo hicieron y por qué. Muchos de ellos probablemente financiaron su campaña. Bueno lo más transparente es admitirlo.
No podemos seguir con el nivel de incertidumbre que significa estar pendientes de quienes van a ser formalizados los próximos días. Hay un candidato presidencial que está cuestionado, pero una vez más va a ser formalizado alguien que trabajaba con él. Ahora bien, no le habrían dado plata sino hubiesen sabido que estaba vinculado con él. Entonces, si le dieron al señor Wagner cierta cantidad de millones de pesos hay dos posibilidades: Wagner trabajaba para el señor Enríquez Ominami o su asesor se quedó con la plata.
FALLO DE LA HAYA
¿Cómo evalúa usted que, 14 de 16 jueces de la Haya, rechazaran la objeción preliminar que presentó Chile para declarar la incompetencia del tribunal en este diferendo?
Para eso, hay que considerar la sentencia. A primera vista, lo que nosotros queríamos era que el tribunal se declarase incompetente para conocer de este tema y, por lo tanto, desde el punto de vista estrictamente jurídico, no fue un buen resultado (para Chile). Pero la Corte de la Haya acotó claramente su competencia, diciendo que sólo va a resolver si Chile se ha comprometido o no a negociar con Bolivia una salida soberana al mar, sin que esto signifique que los jueces deban pronunciarse sobre los resultados de esta negociación. Desde ese punto de vista, creo que es bueno que el tribunal haya limitado sus atribuciones.
¿No ve usted una derrota para Chile que la Corte ignorara el tratado limítrofe de 1904 como objeto del diferendo?
Nosotros sosteníamos que si el tribunal establecía su competencia para acoger esta demanda, lo que estaba haciendo era declararse con la facultad para revisar el tratado de 1904, y otros actos jurídicos. Yo no digo que respondió que “no” a Bolivia ni mucho menos, pero sí frenó la posibilidad de un juicio abierto y una sentencia excesivamente creativa.
Hay que considerar, por otro lado, que Chile ha tomado este juicio como algo estrictamente jurídico, mientras que Bolivia lo ha asumido como una contienda política. Y, ciertamente, en eso ellos han progresado bastante. No podemos negarlo.
¿Cuál es el riesgo que ve en esta estrategia para Chile?
Nosotros no estamos jugando en la cancha política. Pero debemos tener cuidado. Supongamos que el tribunal dice: “Sí, Chile está obligado a negociar de buena fe», aunque no agregue un resultado determinado. La siguiente maniobra de Bolivia será ir al tribunal nuevamente a decir «Chile no negoció de buena fe». ¿Por qué no puede Bolivia -al año de dictarse una sentencia, y después que le hagamos propuestas que a ellos no les gusten- ir nuevamente a la Corte, aduciendo que no cumplimos su sentencia y no hemos negociado de buena fe?
El objetivo de Bolivia fue político. Fue crear la imagen de un país débil, limitado por su territorialidad, contra un Chile que tiene miles de kilómetros de fronteras y «no es capaz de darnos unos pocos». Esto cumple con la función de la política exterior Boliviana y, por lo demás, es la única política exterior Boliviana. Ellos van a Naciones Unidas, van al MERCOSUR, van a todas partes con este discurso.
Nosotros podemos obtener una victoria jurídica, pero si el tribunal dice qué bueno sería que Chile negociara con Bolivia, más allá de los resultados, con eso ya nos van a preparar un nuevo juicio en el Tribunal Internacional de Justicia. Con esta definición acotada del caso, estamos a salvo de entregar territorio, de hacer concesiones, etc., pero no estamos a salvo de que la contienda continúe.
A su juicio, ¿Por qué ha calado tan hondo este discurso político de Bolivia?
Voy a decir una cosa políticamente incorrecta. Por ejemplo, alguien en México piensa exigir que Estados Unidos le devuelva los territorios que perdió en la guerra, a mediados del siglo XIX. Probablemente, todo el mundo diga “esto es imposible”. Pero mucha gente simpatizaría con ellos, porque México es más débil que Estados Unidos y, porque efectivamente, perdió territorio producto de una guerra. Cuidado con la simpatía, porque a partir de la simpatía el caos puede ser muy grande. O sea, si el tribunal se pone creativo van a crear una situación en que cualquiera va a poder exigir territorio, porque la cantidad de territorios que se han definido después de una guerra son muchos.
El Papa Francisco viajó a Bolivia hace unos meses, lo que algunos interpretaron como una señal de respaldo a este país, ¿Usted piensa que eso marcó un hito comunicacional y político?
La visita del Papa a Bolivia se debió a que él decidió, a diferencia de los Pontífices anteriores, ir a países vistos como más vulnerables: Paraguay, Bolivia y Ecuador, que entiendo son los países de menor ingreso per cápita en toda América del Sur. Por lo tanto, su elección de visitar Bolivia no tuvo nada que ver con el tema del mar de ninguna manera.
El Papa dijo: “no es injusto” que Bolivia tenga una salida al mar
El Papa se pronunció en forma muy general sobre un tema que no conocía demasiado al detalle, y por consiguiente, tomo su opinión como parte de este clima internacional. Además, entiendo que no lo dijo en su condición de jefe del Estado Vaticano, porque el Vaticano se habría encargado de decir que él no se involucra en estas cosas y que el Vaticano no tiene posición en el problema limítrofe entre Bolivia y Chile.
Jimmy Carter apareció diciendo que sería bueno que Chile le diera una salida al mar a Bolivia. Hay algunos personajes, yo diría, morales, que se pronuncian sobre temas acerca de los cuales no tienen un conocimiento cabal, sin embargo, por el hecho de ser figuras mundiales su opinión tiene cierto peso.
¿Es necesario que Chile refuerce el aspecto más político en su estrategia y juegue en la misma cancha que Bolivia?
Sí. Debemos explicar y ponernos en una posición en que se diga “mire, Chile está dispuesto a la negociación con Bolivia, pero no puede hacerlo bajo amenaza”. Por eso que, en virtud del Pacto de Bogotá, sobre el cual Bolivia presentó su demanda, dice que no se pueden aplicar dos mecanismos de solución de controversias al mismo tiempo. Debemos dejar claro que nuestra actitud es de apertura al diálogo y queremos conversar, simplemente, sin imposiciones. A nadie lo pueden obligar a una negociación sobre su soberanía. Ningún país de los que forma parte el Consejo que eligen a los jueces de la Corte aceptaría para sí algo de esa naturaleza.
Nosotros tenemos que enfatizar en eso, y tener una actitud más amable, pero al mismo tiempo diciendo pídanme diálogo, pero no lo hagan en tribunales.
¿Tiene alguna observación al desempeño del equipo chileno?
El equipo chileno es bueno. Lo que está mal es cierta creatividad en la Corte, porque está ahí para asegurar la paz entre las naciones, que no es lo mismo que decir que se cumpla con el derecho internacional. La equidad es una norma creativa del derecho internacional. Repito, para este juicio ya lo limitó.