Isabel Allende, senadora PS
EL 2014 fue un año intenso para la política nacional. La Presidenta Michelle Bachelet hizo una apuesta audaz e importante al llevar adelante el programa comprometido durante su campaña, en orden a iniciar un proceso de reformas y avanzar en eliminar la gran desigualdad que cruza a nuestra sociedad.
Estamos conscientes que estos cambios producen incertidumbre, pero son un camino hacia nuevas certezas. Las reformas no son sino nuevos acuerdos institucionales, que buscan mejorar los derechos de las personas, para lo cual se está efectuando un amplio debate con todos los sectores de la sociedad chilena.
En este período se está promoviendo un nuevo tipo de desarrollo en el país, que busca ser incluyente de todas y todos, dando cuenta de la impronta transformadora de la Presidenta y el cambio de ciclo político en que estamos.
Este año que se inicia debiera ser de despliegue del Ejecutivo -sin la limitación del presupuesto heredado del anterior gobierno-, impulsado por sus propias prioridades. Además, como ya lo hemos dicho, el 2015 tiene que ser el año de la educación pública. Para esto se requiere la creación de escuelas bajo un nuevo sello: primero, de reconocimiento y valoración de las y los profesores con una carrera docente bien remunerada y capacitación continua. Además, un sistema regionalizado de educación pública, en sintonía con los objetivos estratégicos de cada región. Junto con ello, dotar de infraestructura a cada establecimiento educacional de acuerdo a estándares de calidad reconocidos. Requerimos una escuela pública de calidad, gratuita e integradora, donde aprendamos a vivir en la diversidad, trayendo mundos distintos y donde valoremos la diferencia.
También, por primera vez, hemos logrado que se ponga en discusión una reforma al sistema binominal, con el objetivo de eliminarlo definitivamente, e incluyendo además las cuotas de género, para dar un impulso concreto a la participación política de las mujeres.
Otra de las reformas relevantes que se pondrá en discusión este año es la reforma laboral, indispensable para avanzar en temas de igualdad social, buscando un nuevo equilibrio para negociar entre empresarios y trabajadores, promoviendo relaciones laborales más armoniosas y estables, para perfeccionar la negociación colectiva.
Asimismo, estamos iniciando un proceso de descentralización y regionalización, para que podamos tener regiones empoderadas, que resuelvan sus urgencias y prioridades, avanzando de acuerdo a sus características, idiosincrasia y necesidades.
El anunció reciente de las elecciones directas para las y los intendentes da cuenta de la voluntad política de entregar más poder a las regiones. Ello, unido a la transferencia de competencias a los gobiernos regionales, y a un financiamiento permanente, son decisiones fundamentales para la descentralización.
La Presidenta Bachelet ha realizado un relevante planteamiento, que desde hace décadas no se veía. El trabajo legislativo es y ha sido vital para avanzar en esta legislación transformadora, y ella seguirá contando con todo mi apoyo desde el Senado.
Este año 2015 estará lleno de desafíos respecto al futuro de Chile que queremos construir. Estoy cierta que los podemos enfrentar de manera ordenada, simultánea, en un diálogo abierto y constructivo, y con amplia participación ciudadana.