Politización, “conspiración” y los “problemas de la gente”

Marcha

No deja de llamar la atención que frente a las movilizaciones estudiantiles de las últimas semanas el gobierno acuse “politización” e “ideologización” del movimiento,  como si tras las marchas y acciones de los estudiantes hubiese una conspiración de un conjunto de actores políticos capaces de “lavar el cerebro” de miles de jóvenes y ciudadanos, subestimando su capacidad de percatarse por sí mismos que el sistema educacional en Chile no da para más porque replica y exuda desigualdad.  “La izquierda ha desenterrado el hacha de guerra” dijo un ilustre miembro del oficialismo hace algunos meses producto de las críticas al actual gobierno, ello no puede graficar mejor la forma en que la mayor parte del oficialismo entiende la movilización y expresión ciudadana, simplemente como un asunto de trincheras donde la izquierda “perversa e ideologizada” se enfrenta a la derecha amante del “orden y el crecimiento”.

El gobierno se defiende señalando que el movimiento estudiantil perdió el rumbo, porque no sólo hablan de educación, sino que también de nacionalización de nuestros recursos naturales, reforma tributaria y cambio a la Constitución, como si este tipo de demandas obedecieran a reivindicaciones de otro planeta que en democracia tenemos prohibido discutir. Además, ello no excluye la posibilidad de enfrentar al mismo tiempo la discusión respecto de la reforma a la educación, más bien es un complemento necesario, porque la educación es el motor de desarrollo de una sociedad y son, por tanto, sus protagonistas quienes deben estar en el debate de materias sustantivas. Ese es el rol tradicional de la universidad que parece que hoy los jóvenes quieren reivindicar.

Hace algunos meses el Presidente de la República prometió, en su reincidente grandilocuencia, la reforma educacional más grande desde el gobierno del Presidente Frei Montalva y hace algunos años el ex candidato presidencial y hoy Ministro de educación señalaba su “preocupación por los problemas de la gente” señalando que la política era un asunto de otros que no estaba en el centro de sus preocupaciones.  Los jóvenes movilizados han tirado por la borda ambas apuestas. Primero, porque han dejado al desnudo  la pequeñez de la reforma estructural prometida, reducida sólo a un par de iniciativas de corto alcance y de espalda a los estudiantes. En segundo lugar, la lección ha sido aún mayor para el actual Ministro, porque los “problemas de la gente” si tienen que ver con la política, porque es en esta arena donde se producen las transformaciones sociales de verdad. No se trata de recursos más o recursos menos, ni de un check list de políticas públicas, se trata de la sociedad en la que queremos vivir.  Si eso no es político, si esos no son los “problemas reales de la gente” entonces  podemos perder la fe en nuestra juventud.

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