Bajo este título el experto en geopolítica de la energía Michael T. Klare, publicó él 3 de marzo recién pasado un contundente análisis de las implicancias que tendrá para el suministro de petróleo y consecuentemente para la economía del mundo, los conflictos que se desarrollan en el Norte de África y Medio Oriente. Frente al desconcierto reinante, Klare hace el siguiente enunciado:“Cualquiera sea el resultado de las protestas, revueltas y rebeliones que corren por el Oriente Medio, una cosa es segura: el mundo del petróleo se transformará en forma permanente”.
Nos recuerda el autor que la expansión de las economías occidentales y la riqueza actual de las sociedades industrializadas, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, se ha hecho a costa del petróleo de Medio Oriente. Para asegurar la producción de este preciado elemento se intervino en repetidas oportunidades para respaldar a gobiernos funcionales a esta política, no importando mucho sus credenciales democráticas.
En el 2009, la BP informó que Medio Oriente y el Norte de África (ver mapa Fig. 1), en conjunto produjeron 29 millones de barriles por día, o 36% del suministro mundial total de petróleo – lo que da cuenta de la importancia estratégica de la región.
El Oriente Medio se ha erguido como el principal exportador mundial entregando 20 millones de barriles por día.Con alrededor de dos tercios de las reservas mundiales será aún más importante en los próximos años. Concretamente nos dice Klare que la economía mundial exige un aumento de la oferta de petróleo de fácil acceso y eso sólo lo puede proveer Medio Oriente y “es por eso que los gobiernos occidentales han apoyado durante largo tiempo, regímenes autoritarios “estables” en la región, con armas y formación para sus fuerzas de seguridad. Ahora bien, este orden embrutecedor, petrificado, cuyo mayor éxito fue la producción de petróleo para la economía mundial, se está desintegrando y no se cuenta con ningún nuevo orden (o desorden) para ofrecer suficiente petróleo barato para preservar la Era del Petróleo”.
El autor luego hace un recuento histórico que demuestra las limitaciones de Medio Oriente para satisfacer la demanda mundial.
El Golpe de Estado iraní
Una serie de intervenciones del gobierno inglés y de EE.UU. terminaron finalmente
en 1979 con el Shah derrocado, cuyos oponentes llegaron a odiar a su monarquía y a Washington en la misma medida. En 1979, el pueblo iraní salió a las calles, el Shah fue derrocado, y el Ayatolá Jomeini llegó al poder.
El punto clave a comprender, sin embargo, es que la producción petrolera iraní nunca se recuperó de la revolución de 1979-1980. . La producción iraní se desplomó a dos millones de barriles por día, y hasta tres décadas más tarde, ha logrado sólo un poco más de cuatro millones de barriles por día, aún cuando el país posee una de las más grandes reservas del mundo, la segundas después de Arabia Saudita.
Los sueños del invasor
Irak siguió una trayectoria similar. Bajo el régimen de Saddam Hussein, la empresa estatal, Iranian Petroleum Company (IPC) producía 2,8 millones de barriles por día, hasta 1991, cifra que cayó a medio millón para la Primera Guerra del Golfo con Estados Unidos
Es notable, como nos explica Klare, la forma en que EE.UU. actuó para ganarse el odio de los iraquíes. Los soldados norteamericanos fueron los primeros en llegar a la capital y procedieron a asegurarse el edificio del Ministerio de Petróleo, al mismo tiempo que dieron rienda suelta a los saqueadores, en el resto de la ciudad. L. Paúl Bremer III, el procónsul elegido más tarde por el presidente Bush, para supervisar el establecimiento de un nuevo Irak, contrató a un equipo de ejecutivos del petróleo estadounidense para supervisar la privatización de la industria petrolera del país, mientras el Departamento de Energía de EE.UU. predecía, con confianza en mayo 2003, que la producción iraquí se elevaría a 3,4 millones de barriles por día el 2005, a 4.1 millones de barriles el 2010, y a 5.6 millones el 2020.
Nada de esto ocurrió. Para muchos iraquíes, la decisión de EE.UU. de ponerse a la cabeza, de inmediato, en el edificio del Ministerio de Petróleo, fue un punto de inflexión, que transformó instantáneamente el apoyo posible para el derrocamiento de Hussein, en ira y hostilidad. La acción de Bremer de privatizar la compañía estatal de petróleo, de manera similar, produjo una reacción nacionalista feroz entre los ingenieros de petróleo iraquíes, que esencialmente, hundió el plan.
No es difícil de sacar una conclusión: los esfuerzos de los forasteros por controlar el orden político en el Oriente Medio, en favor de la producción del petróleo, inevitablemente genera presiones contrarias que se traducen en disminución de dicha producción. Los Estados Unidos y otras potencias que observan los levantamientos, rebeliones y protestas a través del Oriente Medio debe ser cuidadosos con un hecho: cualquiera que sean sus deseos políticos o religiosos, las poblaciones locales siempre llegan a puerto, con una hostilidad feroz y apasionada a la dominación extranjera, y en una crisis, eligen la independencia y la posibilidad de libertad por sobre el aumento de la producción de petróleo.
¿Por qué los saudíes son clave?
Hasta ahora, el más importante productor de Medio Oriente, Arabia Saudita, no ha mostrado signos obvios de la vulnerabilidad, o los precios se habrían disparado aún más. Sin embargo, la casa real de Bahrein, sus vecinos, ya enfrenta serios problemas. En parte para prevenir cualquier rebelión de los jóvenes, el rey Abdullah, de Arabia saudita, de 87 años, ha prometido US$ 10 mil millones en subvenciones, que forma parte de un paquete de 36 mil millones dólares, para ayudar a los jóvenes ciudadanos de Arabia a casarse y obtener casas y apartamentos.
Incluso, si la rebelión no llega a Arabia Saudita, el viejo orden petrolero de Oriente Medio no puede ser reconstruido. El resultado es sin duda una disminución a largo plazo en la disponibilidad futura de petróleo exportable. Klare nos explica que si bien el actor clave para compensar las pérdidas de producción de Libia ha sido Arabia Saudita, esto no es sostenible en el tiempo
Suponiendo que la familia real sobreviva a la actual ronda de trastornos, sin duda, tendrá que desviar más de su producción diaria de petróleo para satisfacer el aumento de los niveles de consumo interno y la materia prima para las industrias petroquímicas locales, que le podrán proporcionar un rápido crecimiento al país, para tranquilizar la población proveyendo más y mejores empleos.
Desde 2005 a 2009, los saudíes utilizaron alrededor de 2,3 millones de barriles diarios, dejando alrededor de 8,3 millones de barriles para la exportación. Sólo si Arabia Saudí sigue entregando, al menos, esta cantidad de petróleo, a los mercados internacionales podría el mundo, satisfacer sus mínimas necesidades previstas de hidrocarburos. Esto es probable que no ocurra. La familia real saudí ha expresado su reticencia a aumentar la producción muy por encima de 10 millones de barriles por día, por temor a producir daños a sus yacimientos, lo que significaría una disminución de los ingresos futuros para sus muchos descendientes.
Al mismo tiempo, la creciente demanda interna se espera que consuma una proporción cada vez mayor de la producción neta de Arabia Saudita. En abril de 2010, el director ejecutivo de la estatal Saudí Aramco, Khalid al-Falih, predijo que el consumo interno podría alcanzar la asombrosa cifra de 8,3 millones de barriles por día para 2028, dejando sólo unos pocos millones de barriles para la exportación lo que garantiza que, si el mundo no puede cambiar a otras fuentes de energía, habrá escasez de petróleo.
El petróleo no desaparecerá de los mercados internacionales, pero en las próximas décadas, nunca llegará a los volúmenes necesarios para satisfacer la demanda mundial proyectada, lo que significa que, más temprano que tarde, la escasez se convertirá en la condición dominante en el mercado. Sólo el rápido desarrollo de fuentes alternativas de energía y una reducción dramática en el consumo de petróleo podría librar al mundo de consecuencias económicas más graves.
Ver la versión en español (traducción al español de Área Energía & Medio Ambiente) del artículo de M.T. Klare, “El Colapso del antiguo orden petrolero”. (Link es: http://webzoom.freewebs.com/infoenergia/Colapso%20antiguo.doc )
Ver versión en inglés, “The collapse of the Old Oil Order: How the Petroleum Age Will End”. (Link es: http://webzoom.freewebs.com/infoenergia/The%20collapse.doc )
El articulo permite enetender por qué geopoliticamente la crisis no puede llegar a Arabia saudita, y por que la ola democrática se ha detenido en Libia. La condcuta de las potencias ha sido coherente con asegurar el petroleo en esos paises mucho antes que la democracia y los derechos humanos.