José Roa, ex Director del SERNAC.
El día 4 de marzo (2011) el ministro de Agricultura anunció un proyecto que regula el uso de vegetales genéticamente modificados, como resultado de un trabajo del “sector privado, gremios e investigadores”. El trabajo tuvo un gran ausente: los consumidores.
¿Por qué los consumidores? Porque los consumidores tienen derecho a la inocuidad de sus alimentos. Porque los consumidores tienen derecho a saber antes de comprar, toda la información relevante, de manera de poder ejercer efectivamente su soberanía. Sin información no hay posibilidad de libre elección.
Frente a esto, preocupan las declaraciones del Ministro de Salud, quien indicó que “el etiquetado para los productos transgénicos es un tema irrelevante,” y el silencio que ha guardado el Sernac de este Gobierno.
Ya en abril de 2001, el Sernac indicó la necesidad de educar a los consumidores y entregar información para permitir su decisión soberana, de consumir o no este tipo de productos, mientras aumentan los niveles de investigación e información sobre sus eventuales efectos.
Finalmente, en esta discusión hay otros actores que tienen algo que decir, a propósito de los efectos que pueda tener su introducción en el medioambiente y la biodiversidad, y los efectos sociales y culturales en el mundo rural, entre otros.
Por todo esto, se requiere una discusión con una participación directa, amplia, transparente e informada de todos los actores involucrados. Esperamos que la discusión de este proyecto en el Congreso la permita.
Lo increÃble es que este tipo de temas no tengan mayor cobertura mediática y bueno, lo impresionante es que la ciudadanÃa no tenga ni pito que tocar ante cuestiones que son de su interés inmediato, ¿cómo na hay vÃas para intervenir en estas decisiones?, ¿o me equivoco?
Publicado el dÃa 5/03/11 18:04.quintopoder.cl
No hay legislación al respecto, el SAG creÃa q era información secreta de ellos.
La gente dice q no consume productos transgénicos y no tiene idea q practicamente todas las semillas están modificadas. Necesitamos un proyecto de ley q defina el tema, como en todo hay intereses difÃciles de combatir.
Proyecto sobre transgénicos y las prioridades del gobierno
El Ejecutivo acaba de anunciar el envÃo al Parlamento de una indicación sustitutiva al proyecto sobre vegetales genéticamente modificados (VGM), una iniciativa de origen parlamentario presentada el año 2006 por los senadores Coloma, Frei, Flores, Espina y Allamand, que se tramita actualmente en el Senado. La señal del gobierno es clara: al presentar una indicación sustitutiva, el Ejecutivo hace suyo el proyecto de ley, reemplazando el proyecto original por un nuevo texto, y como consecuencia deja de ser una iniciativa parlamentaria y pasa a ser del Ejecutivo. Con este proyecto, el Presidente Sebastián Piñera manifiesta claramente su voluntad de que en Chile se puedan cultivar abiertamente vegetales genéticamente modificados, y se abra completamente la puerta a los cultivos transgénicos.
Establecer regulaciones para vegetales modificados genéticamente es un tema altamente controversial, tanto entre los agricultores tradicionales y orgánicos, que temen ver irremediablemente afectados sus cultivos debido a la contaminación genética, como por la creciente preocupación que cunde entre consumidores y organizaciones ciudadanas, muchas de las cuales han insistido durante años en que este tema debe ser debatido de cara la paÃs, y que mientras tanto se debe aplicar el principio precautorio.
Sin embargo, el gobierno de Piñera ha tomado claramente la opción de aliarse con una parte del sector agrÃcola, en el que se encuentran las grandes corporaciones transnacionales como Monsanto y los productores de semillas, que desde hace años realizan un fuerte lobby para liberalizar el cultivo y comercialización de este tipo de productos. En este marco, el gobierno anunció el envÃo de la propuesta legislativa, que entre otras medidas contempla permitir la liberación de cultivos de vegetales genéticamente modificados al ambiente, con la sola autorización del Ministerio de Agricultura. Si bien el proceso, de acuerdo al Ejecutivo, contempla una instancia de “consulta pública†con participación ciudadana, la experiencia en Chile indica categóricamente que este tipo de mecanismos son ineficaces para lograr incorporar la voz de la sociedad civil, pues simplemente, las decisiones se toman con un criterio polÃtico o económico, haciendo oÃdos sordos a las sugerencias y reclamos de la ciudadanÃa.
La liberación que solicitan los productores de transgénicos, que ha sido ahora acogida por el gobierno, contrasta con el secretismo con el que se ha desarrollado esta industria dentro del paÃs, hasta el punto que, además de negarse rotundamente a etiquetar los productos transgénicos como tales, han intentado resistirse a informar la ubicación y composición de los cultivos de OGM dentro del paÃs, contra lo expresado por el Consejo de la Transparencia.
La guinda de la torta en relación a la actuación del gobierno frente al tema ha venido de boca del ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien sostuvo al comentar la propuesta legislativa que el etiquetado de productos transgénicos, que permitirÃa a los consumidores al menos realizar una compra informada, es “irrelevante†y no constituye una prioridad para el Ministerio que encabeza. De acuerdo a Mañalich, la prioridad es alimentar a un “mundo hambrientoâ€, dando por supuesto que los cultivos transgénicos superan en eficiencia a los cultivos tradicionales, afirmación altamente cuestionada en la comunidad internacional.
Es muy lamentable que el presidente y los Ministros Galilea, Benitez, Fontaine y Mañalich, en forma irresponsable, hayan suscrito y enviado al Parlamento un proyecto de esta naturaleza, sin que antes se de una discusión sobre el tema, tanto desde la perspectiva del derecho a saber que tienen todas las personas sobre lo que ocurre a su alrededor, como desde una mirada paÃs, evaluando si esto es conveniente o no para Chile, haciéndose las preguntas que corresponde respecto ¿a quiénes beneficia? Y especialmente, ¿a quiénes y qué pone en riesgo?
Hacer un recorrido por lo que ha pasado en el mundo y en Chile deberÃa ser el primer paso de un gobierno responsable, antes de tomar decisiones que pueden afectar el capital natural, los ecosistemas y otros tipos de agricultura que difieren de la transgenia. La actual situación está lejos de eso y será motivo de controversia, primero por el riesgo que encierra para productores del agro, y también porque afecta de una manera u otra a todos los habitantes del paÃs.
Al parecer, la generación de polÃticas públicas serias en temas de recursos naturales no es un tema que ocupe ni preocupe a este gobierno. Sólo con una breve mirada a los contenidos de la propuesta del Ejecutivo, queda muy claro que es un pésimo proyecto de ley, mal pensado, mal escrito y que está lejos de establecer regulaciones; da la impresión que hubiese bastado con mandar un proyecto de un sólo artÃculo: “desde hoy se permite el cultivo de vegetales genéticamente modificadosâ€. ¿Para qué gastar tiempo, palabras y recursos públicos en escribir una ley que no regula nada?
Es de esperar que al menos algunos parlamentarios entiendan lo que es y lo que implica diseñar una polÃtica pública, se tomen la molestia de leer este texto, abrir un debate serio y comprendan que es necesario resguardar al patrimonio natural de Chile, asà como otras actividades económicas que este proyecto pone en riesgo. ¡Ojala no sea mucho pedir¡
Bueno…. supongo que la ciudadanÃa se expresa a través de sus representantes en el Congreso…..