Claves para evaluar el triunfo de Dilma Rousseff en Brasil

Dilma

1.- La candidata del PT, Dilma Rousseff, aspiraba a continuar y profundizar las reformas estructurales introducidas por los dos gobiernos de Lula da Silva en el campo socioeconómico del Brasil, así como en su política interna y en su dimensión internacional. Dichas reformas, de enorme significación, habían sido apoyadas por una coalición de nueve partidos, que encabezaba el PT, cuyo partido mayoritario era el PMDB y que apoyaba la candidatura de Dilma Roussef en la elección presidencial.

2.- Basta una ennumeración somera de algunas de dichas reformas y de sus resultados cuantificables para situar de mejor forma el contexto en el que se desarrolló dicha elección: i) un ciclo de alto crecimiento económico, que promediaba el 6% anual en los últimos años, acompañado de medidas destinadas a la redistribución del ingreso, las que dieron como resultado que 24 millones de personas superaran los niveles de pobreza en los cuales vivían y que cuarenta millones de nuevos consumidores se incorporaran al mercado interno del Brasil, dinamizando de manera extraordinaria la actividad económica nacional; ii) una fuerte presencia del Estado, bajo múltiples formas y a través de diversas políticas públicas, en la dinamización de los sectores energético, financiero, alimentario, de la industria de telecomunicaciones, así como la activa participación estatal en la dinamización del crédito a los consumidores y en la fijación de un salario mínimo con reajustes anuales superiores a las tasas de inflación.

3.- Los logros antes señalados fueron posibles gracias al liderazgo de Lula y del PT, a su capacidad negociadora en el seno de la coalición de gobierno y al control estatal de bancos y empresas estratégicas que le permitían abrir nuevos campos económicos, como es el caso destacado de los nuevos descubrimientos de yacimientos petrolíferos bajo el mar- en la zona llamada presal- que permitieron que las reservas del país pasaran de 14,000 millones a 90.000 millones de barriles, convirtiendo a Brasil en una potencia petrolera.

4.- A pesar de ese favorable contexto socioeconómico y de la enorme popularidad de Lula, la elección presidencial no pudo resolverse en la primera vuelta debido a la alta votación ( 20 millones de votos) de Marina da Silva, ex Ministra de Medioambiente del Presidente Lula y antigua militante del PT. Con el apoyo del Partido Verde, logró representar a los defensores del medioambiente ante el dinámico desarrollo industrial del país, aunque su defensa de valores conservadores y su oposición a la legalización del aborto aumentó dicha votación con el apoyo de los sectores más retrógrados de la sociedad brasileña.

5.- Importante rol desempeñaron los medios de comunicación en el intento de impedir el triunfo de Dilma Rousseff, impulsando una guerra mediática sucia en su contra, la que fue claramente impulsada y aprovechada en la segunda vuelta por el candidato socialdemócrata José Serra.

6.- La segunda vuelta electoral vino a poner las cosas en su lugar, permitiendo que se expresaran las mayorías sociales que han sido claramente favorecidas por los gobiernos del PT. Con el 56.01% de los votos, equivalente a 44 millones de votos, Dilma Rousseff superó en doce puntos porcentuales la votación obtenida por José Serra, que alcanzó finalmente el 43,99%. Su victoria, además, tuvo una importante expresión en la correlación de fuerzas parlamentarias, ya que la coalición de gobierno logró obtener 372 diputados, de un total de 515 asientos, al paso que en el Senado obtuvo 58 de los 81 escaños. Y aunque será preciso obtener el consenso dentro de dicha coalición de centroizquierda, el PT ha quedado en situación de impulsar y concretar incluso reformas constitucionales. En este sentido, la nueva Presidenta de Brasil tendrá una situación mucho mejor que la que nunca tuvo Lula da Silva, que no tenía mayorías parlamentarias. El 60% de la Cámara de Diputados y el 70% del Senado acompañarán la gestión de la primera mujer que llega a la Primera Magistratura de Brasil.

7.- Todo parece indicar que Dilma Rousseff continuará impulsando la activa política exterior desarrollada por el Presidente Lula, en sus tres aspectos esenciales: i) dinamización de la integración sudamericana y del diálogo político de toda América Latina;ii) armonización de iniciativas y reivindicaciones a escala global con Sudáfrica, India y China.iii) rol activo de Brasil – como real global player- en las gestiones por reemplazar la obsoleta institucionalidad internacional en todos los campos ( económico, financiero, comercial, político, de seguridad) por un nuevo orden internacional del siglo XXI. En su primer discurso Dilma Roussef esbozó una ambiciosa meta de su gobierno: eliminar la pobreza, que alcanza todavía al 15,5% de una población de 200 millones de habitantes en Brasil durante su mandato. Y en sus primeras declaraciones en la reunión del G-20 no dejó dudas sobre su intención de continuar en la senda pro transformación del orden internacional seguida por el Presidente Lula. Todo lo anterior nos permite esperar que Brasil continuará y profundizará su rol a favor de la integración latinoamericana.

8.- Aunque la conformación del gabinete de la nueva Presidenta de Brasil se conocerá el próximo mes, las designaciones que medios oficiales han filtrado a los medios de comunicación permiten reafirmar que la continuidad respecto del gobierno de Lula, matizada con nuevos énfasis sectoriales y con estilos de conducción política diferentes, será la tónica predominante. En el importante cargo de Jefe de la Casa Civil, que equivale casi a lo que sería un Primer Ministro de Brasil, la designación de Antonio Palocci ha contribuido a tranquilizar a los sectores empresariales y conservadores del país, temerosos de un golpe de timón brusco hacia la izquierda. El jefe del gabinete del Presidente Lula pasa a ser ahora el Ministro Secretario General de la Presidencia, reforzando el carácter de continuidad del nuevo gobierno. En el estratégico Ministerio de Hacienda se mantiene Guido Mantega, en tanto que el de Relaciones Exteriores asume la titularidad como Canciller Antonio Patriota, que hasta ahora era el número dos de dicho Ministerio como Secretario General del mismo, manteniéndose la línea de Itamaraty. Marco Aurelio García seguirá siendo asesor presidencial de relaciones internacionales y el joven y destacado cuadro del PT José Eduardo Cardozo, firme opositor a los dirigentes de su partido que protagonizaron el triste episodio de corrupción conocido como el “ mensalao” en 2005, asumirá el Ministerio de Justicia.
El mayor partido aliado del PT, el PMDB, tendrá la mitad de los ministros anunciados hasta ahora en forma extraoficial: Edison Lobao, en Minas y Energía, Wagner Rossi, que continuará en Agricultura, Pedro Novais, que asumirá en Turismo, Garibaldi Alves en Previsión Social y Wellington Moreira Franco será el Ministro de la Secretaría de Asuntos Estratégicos, reemplazando allí al destacado intelectual y diplomático Samuel Pinheiro Guimaraes.

En el estratégico sector de comunicaciones la Presidenta ha confirmado la designación de Paulo Bernardo Soza, militante del PT, como Ministro de Comunicaciones y de la periodista Helena Chagas, sin filiación partidaria, a cargo de la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia. De las filas del PT proceden también la senadora Ida Salvatti, que encabezará el Ministerio de Pesca, y la diputada María do Rosario, en la Secretaría de Drechos Humanos.

9.- Compatibilizar adecuadamente el pujante desarrollo económico de Brasil con la protección del medioambiente y la disciplina fiscal con la superación de la pobreza y la disminución de la desigualdad, así como elevar el nivel de la calidad de la educación de los brasileños son los tremendos nacionales desafíos del gobierno de Dilma Rousseff, a los que se agregan los referidos al rol de Brasil en la integración latinoamericana y en el rediseño del orden mundial. El legado del Presidente Lula y su presencia activa en defensa de los intereses de Brasil, la fuerza del PT y de la coalición de gobierno en su conjunto, el apoyo ciudadano al programa de Dilma Rousseff y la conocida capacidad política y técnica suya y de su equipo de gobierno permiten que los latinoamericanos sigamos con gran confianza el proceso político del mayor país de la región.

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