Brasil: balance de la carrera presidencial


Las elecciones presidenciales de octubre próximo en Brasil serán reñidas y sus resultados aún son impredecibles. A poco más de cuatro meses de los comicios, el escenario parece fluido y cambiante, como ha sido comprobado en las últimas semanas, cuando la primacía que parecía ostentar y mantener el candidato opositor José Serra se ha diluido y por primera vez la candidata oficialista Dilma Rousseff lo ha superado n las encuestas.

Serra, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), llegó a estar por sobre los 20 puntos arriba de la candidata del Partid de los Trabajadores (PT), pero eso duró hasta inicios de este año, cuando Dilma –como la llaman los brasileños ante la difícil pronunciación de su apellido de origen húngaro- comenzó lento pero sistemáticamente a crecer en los sondeos.

El salto de Rousseff se produjo en marzo, cuando abandonó el Ministerio de la Casa Civil –que en rigor es la jefatura de gabinete- y se transformó en la candidata oficial del partido del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

La última encuesta del Instituto Vox Populi, divulgada el sábado 15 de mayo, refleja que Dilma tiene un 38 por ciento de intención de votos, mientras que Serra, que también en marzo dejo su cargo de Gobernador de Sao Paulo, consigue un 35 por ciento. Según los sondeos, Serra hace unos meses se estancó primero y luego comenzó a decaer.

La pesquisa del Instituto Vox Populi, encomendada por la Radio y Televisión Bandeirantes Ltda, coloca a la candidata por el Partido Verde, Marina Silva, en tercer lugar con ocho por ciento de la intención de votos, al tiempo que los sufragios en blanco o nulos suman ocho por ciento y 14 por ciento no respondieron.

En marzo pasado, a seis meses de las elecciones, Ciro Gomes, el tercer candidato mejor ubicado para suceder a Lula da Silva en la elección presidencial brasileña pateó el tablero y se pronunció públicamente a favor deç Serra, a quién se refirió como un candidato “más preparado, legítimo y capaz” que Rousseff.  Fue un golpe duro para la candidata del PT, ya que Gomes era un aliado de Lula, pero que abandonó el Gobierno para lanzar su propia candidatura, que finalmente no prosperó.

Sin embargo, los sondeos recientes muestran que el apoyo de Gomes –un experimentado político del Partido Socialista Brasileño (PSB)- no le produjo mayores ganancias a Serra, quien en una segunda vuelta también perdería la elección.

El sonde de Vox Populi indica que en un eventual balotaje Dilma también derrotaría a Serra, por 40 a 38 por ciento, donde los votos nulos o en blanco serían el nueve por ciento y un 13 por ciento no respondieron.

Si en la primera vuelta, las encuestas muestran un empate técnico, en la eventual segunda vuelta no hay dudas de que la candidata petista se quedaría con el sillón presidencial de Planalto. El supuesto es que la votación “verde” de Marina Silva – que fue ministra de Medioambiente del Gobierno de Lula y militante del PT- se volcaría a Dilma Rousseff.

Las encuestas también muestran que la composición del voto a Dilma es muy similar a la adhesión que recibe el gobierno de Lula y el propio Presidente. La candidata petista tiene su fuerza radicada en el empobrecido norte de Brasil, mientras Serra gana en los Estados del sur, y ambos empatan en los grandes centros urbanos como Sao Paulo y Río de Janeiro.

La enorme popularidad que tiene Lula –a quien la revista “Time” destacó como el líder más influyente del mundo- es el respaldo más fuerte que tiene Rousseff, pero que curiosamente también disputa José Serra. El candidato opositor se cuida de no atacar al presidente y dice que será un “continuador” y “mejorará” las políticas impulsadas por el PT en la última década.

Serra dice en su campaña que lo hará “mejor” en la continuidad de las políticas del PT para diferenciarse de Rousseff, para enseguida mostrar su extensa biografía de cargos públicos que van desde diputado, senador, ministro, alcalde, gobernador y dos veces candidato presidencial.

Su estrategia es sencilla, al mostrar su trayectoria por omisión golpea a Rousseff, que nunca ha competido en una elección y que llegó a ser ministra por primera vez con Lula.

Pero Lula, quien al dejar la presidencia podría levantar su candidatura la secretaría general de la ONU, retruca: “Ella era mi brazo derecho en el gobierno. Así que no es una cuestión de la transferencia de la popularidad, ya que me ayudó a construirla”.

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