De un golpe, Polonia perdió a su presidente Lech Kaczynski junto a buena parte de la élite de ese país y sus jefes militares en el accidente aéreo del sábado, cuando el fallecido gobernante encabezaba una delegación de alto nivel para conmemorar en Katyn, en el oeste de Rusia, la matanza de 22 mil personas ocurrida hace 70 años. El fatal accidente aéreo puso a prueba la democracia polaca que tiene apenas 20 años y parece redibujar el mapa interno y europeo.
Junto a Kaczynski fallecieron su esposa, el jefe de Estado Mayor, el jefe de las Fuerzas Operacionales, los generales en jefe del Ejército, de la Fuerza Aérea y de las Fuerzas Especiales, así como el comandante en jefe de la Marina de Guerra. Además murieron el presidente del Banco Central, el viceministro de RR.EE., el capellán de las FF.AA., el director de la Oficina de Seguridad Nacional, el vicepresidente del Parlamento, el jefe del Comité Olímpico, el comisionado de Derechos Civiles, al menos dos asesores presidenciales y tres legisladores.
“Las instituciones funcionaron bien y de inmediato, lo que demuestra la solidez de la democracia polaca”, editorializó uno de los diarios de mayor circulación de Varsovia, al dar cuenta de la rápida sucesión en los cargos militares por los subordinados, así como en los cargos políticos, incluido el presidencial.
Las primeras reacciones tras el accidente del avión polaco en territorio ruso apuntaban a manifestar preocupación sobre las posibles tensiones que podría provocar la caída de la aeronave en los dificultosos vínculos entre Moscú y Varsovia, que se reflejaban en la distante relación que tenían Kaczynski y el primer ministro Vladimir Putin.
La historia tiene vueltas impredecibles, comentaban los analistas europeos al hacer notar que el accidente se produjo cuando la delegación polaca iba hacia Katyn, donde hace 70 años los servicios de seguridad de la entonces Unión Soviética dieron muerte a 22 mil polacos por orden directa de José Stalin. En la matanza perdieron la vida los más altos jefes militares polacos y la mayor parte de su oficialidad subalterna, políticos nacionales y regionales, intelectuales, periodistas y líderes sindicales, todos asesinados con tiros en la nuca y arrojados a fosas comunes. Recién en 1989, Moscú reconoció la autoria de la masacre, que hasta entonces atribuía a las tropas nazis. Poco antes del crimen, Stalin y Adolf Hitler habían suscrito un pacto de no agresión.
La matanza de Katyn sobrevoló siempre en las tensas relaciones entre Rusia y Polonía y muchos observadores ven en este accidente la posibilidad de dar un paso importante en la reconciliación de ambos países. Ya habían señales de eso antes del accidente del sábado pasado, cuando la TV rusa puso al aire un documental sobre la masacre de Katyn que repuso la verdad histórica. Luego del accidente, los rusos se apresuraron en facilitar la identificación de los cuerpos, así como en abrir las investigaciones a los expertos polacos.
En el plano interno, Polonia deberá adelantar para junio sus elecciones, las que estaban previstas para octubre. En el accidente del avión polaco murieron dos candidatos: el propio Kaczynski y Jerzy Szmajdzinski, de la Izquierda Democrática.
En las elecciones de octubre los dos candidatos con más opciones eran Kaczynski y el jefe del Parlamento, Bronislaw Komorowski, del partido liberal Plataforma Cívica, del Premier Donald Tusk. Komorowski, por mandato constitucional, tomó el mando de Polonía y deberá convocar a las elecciones anticipadas.
En tanto el partido de Kaczynski, el derechista Leyy Justicia, deberá buscar un nuevo candidato, proceso que dirigirá el hermano gemelo del fallecido presidente, Jaroslaw Kaczynski.
Lech Kaczynski fue un activista anticomunista en los años 70, cuando ya titulado de abogado asesoraba al sindicato Solidaridad que lideraba Lech Walesa. De hecho participó directamente en la mesa de negociaciones de 1989, cuando la oposición negoció la transferencia del poder con el entonces debilitado gobierno pro-soviético.
Formado en el catolicismo más devoto, los gemelos formaron una dupla política que llevó a Lech Kaczynski a la alcaldía de Varsovia y luego a la presidencia de Polonia en el 2005 (cuando obtuvo más del 54% de los votos), cargo al que pensaba volver a postular.
Kaczynski mantenía relaciones muy tensas con el resto de la Unión Europea y fue declarado aliado de George W. Bush. Contrario a la construcción de un bloque de Europa, el fallecido gobernante criticó que el nuevo sistema daba demasiado peso a los estados fuertes como Alemania, y argumentaba que la población polaca habría sido mayor si no hubiera sido reducida por los crímenes nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Ya durante su administración municipal de Varsovia, Kaczynski manifestó su posición homofóbica, cuando reiteradamente prohibió las marchas gays por las calles de la capital polaca. Otro tanto hizo cuando Europa suscribió el Tratado de Lisboa y se opuso a que las leyes que prohibían la discriminación por orientación sexual rigieran en su país.
Analistas europeos ya están proyectando una eventual fractura en la política nacional polaca a raíz de la catástrofe del sábado. Antes de la muerte del presidente Lech Kaczynski, los sondeos presentaban como favorito al líder de Plataforma Cívica (el actual primer ministro Donald Tus pertenece a esta formación), Bronislaw Komorowski, el mismo que en estos momentos está ejerciendo las labores de presidente interino.
Sin embargo el trágico accidente podría cambiar el rumbo electoral y favorecer al partido del fallecido, Ley y Justicia, si es que el gemelo sobreviviente, Jaroslaw Kacynsky, se planteara presentarse como candidato. Muchos recuerdan que los gemelos cuando uno estaba en la jefatura del Estado y el otro en el del Gobierno, se ganaron el apodo de “Azote de la UE”, en el periodo en que ambos se repartieron la cúpula del poder en Polonia.
Si Jaroslaw Kacynsky decide postular al cargo que dejó vacante su fallecido hermano, todos apuestan a que su plataforma política no será muy diferente a la que ambos ya han impulsado, donde destaca un estado fuerte de cuño nacionalista, conservador y tradicional.
