El pasado 19 de abril se cumplieron 77 años de vida del Partido Socialista de Chile. Una organización y una cultura política que ha sido gravitante en la historia política chilena desde comienzos de los años 30 del siglo XX hasta nuestros días. Para Noviembre de este año se anuncia un Congreso General, el que puede ser decisivo para una puesta al día ideológica, programática y organizativa del socialismo chileno para el nuevo ciclo político histórico que se ha abierto.
En este evento, y sobre todo en los debates preparatorios, se deberá dar cuenta del persistente estancamiento electoral del socialismo chileno y de sus dificultades para interpretar y dar representación a amplios segmentos sociales y etáreos de la sociedad chilena. Es cierto que la gravitación e irradiación política del socialismo chileno ha sido históricamente muy superior a sus votaciones, y que en gran medida su influencia ha estado dada por su capacidad de construir alianzas, sin embargo, no cabe duda que un mayor peso electoral permitiría aumentar su influencia política y programática, y con ello de los sectores sociales que representa.
Por otro lado, se deberá reflexionar sobre su forma de organización actual y lo ajustada o no que ésta se encuentra para acoger nuevas formas de entender la militancia política, particularmente en los segmentos más jóvenes, así como las estructuras de redes y nuevas formas de sociabilidad a que han dado origen las nuevas tecnologías de la información. No cabe duda que el Partido sigue siendo esa instancia insustituible que agrega y organiza intereses en un proyecto común –un organizador colectivo- pero las formas de dar cuenta de la participación y adscripción a la militancia y a la organización deben ser revisadas profundamente, a la luz de las nuevas realidades sociales y culturales.
Otro capítulo, es definir que representa socialmente hoy el Partido Socialista, que significa en la realidad actual aquella lúcida definición del 1933 de “trabajadores manuales e intelectuales”. Se requiere conocer en profundidad la estructura social hoy de Chile, y ver cuales son las formas centrales y masivas que ha adquirido el mundo del trabajo. Representar en esta etapa el universo del trabajo, en su acepción amplia, implica asumir las profundas transformaciones que ha sufrido éste y sus formas de organización en las últimas décadas, no solo en Chile sino en el mundo.
Por otra parte, durante este debate congresal el socialismo chileno deberá hacerse cargo de la creciente demanda por el respeto a la diversidad y al pluralismo, y por el desarrollo de la autonomía de los individuos frente a exigencias morales que buscan eregirse en normas universales ciertas instituciones más allá de sus propias feligresías. Un PS que aporte laicismo a la sociedad chilena parece una tarea necesaria en la próxima etapa.
No menos desafiante es actualizar su propuesta programática: su estrategia de desarrollo productivo; su oferta de mejoramiento de la calidad de los empleos; de una distribución más justa del ingreso; de una efectiva protección social. Ello en el marco de una economía vigorosa, en crecimiento y de alta innovación tecnológica.
Un capitulo no menor debiera ser una actualización de las concepciones y definiciones en el plano internacional. En base a los principios de siempre mirar el mapa internacional y latinoamericano, y definir un esquema de alianza continental que le permita participar e influir dentro de lo actores de este mundo globalizado; reafirmar su adscripción al mundo del socialismo democrático y socialdemócrata ajeno a modelos autoritarios de socialismo; constituirse en América latina en un polo de creación de integración y de una izquierda socialista cada vez más gravitante; desarrollar iniciativas en pro de una globalización capaz de ser gobernada y dirigida a favor de una sociedad mundial igualitaria y justa; promover y fortalecer la organización global de los trabajadores, consumidores y los diversos actores sociales progresistas.
Si el PS no aborda con sentido histórico su reflexión interna y no le da el debido alcance y perspectiva a su próximo Congreso, puede verse sobrepasado y superado históricamente por alternativas políticas que buscan hoy abrirse espacios más allá de las culturas políticas históricas. Se trata de un intento que no es nuevo dentro de la la historia de la izquierda chilena, y que hasta el momento siempre ha fracasado por su elitismo y desarraigo social, pero que algún día puede tener éxito, especialmente si el PS no realiza sus tareas a tiempo.
1. revisar la actual estructura de clases de Chile, 2. redefinir los objetivos (Porque Concertación por LA DEMOCRACIA)
3. consecuente con los puntos anteriores construir la alianza necesaria