Somos mujeres latinoamericanas con una profunda vocación de paz, comprometidas con la lucha democrática, la igualdad social y de género, así como con los derechos humanos de todas las personas. En nuestra trayectoria política y profesional nos hemos vinculado al campo internacional, a las relaciones exteriores y al feminismo.
Como parte del movimiento democrático luchamos ayer contra las dictaduras. Hoy lo hacemos por erradicar el racismo, la violencia sistemática contra las mujeres y por desterrar toda forma de discriminación y xenofobia.
Queremos difundir nuestras voces en los asuntos internacionales, socializar prácticas colaborativas que desestimen dualismos tradicionales y valoren la interacción y la diversidad. Esperamos contribuir, a partir de nuestras propias experiencias, a crear confianza y a reafirmar una identidad latinoamericana y caribeña, que fomente una cultura de paz y promueva la integración regional.
Abogamos por democracias justas, paritarias, inclusivas y en clave de derechos, opuestas a ideologías excluyentes, a fundamentalismos religiosos y a nuevas formas de autoritarismo a nivel regional y global. Somos perseverantes, resilientes, fomentamos la sororidad, la tolerancia y la diversidad como elementos enriquecedores de una convivencia moderna y democrática.
Asimismo, procuramos implementar políticas para mitigar los efectos de crisis y recesiones económicas en la vida de las mujeres. Buscamos contribuir al fortalecimiento de marcos normativos y políticas que dinamicen la economía, en sectores clave, con perspectiva de género. Orientamos nuestros esfuerzos a mejorar la gobernabilidad democrática y a construir alianzas que sumen voluntad y fuerza para impulsar la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, que permita promover economías sostenibles con el medio ambiente y la justicia distributiva.
De igual forma, impulsamos políticas y cambios culturales que detengan la violencia hacia las mujeres, garanticen los derechos sexuales y reproductivos, Estos objetivos parecen más atingentes hoy frente a una crisis sanitaria con alcances impredecibles para el desarrollo de nuestros países. Con gran preocupación alertamos sobre la creciente militarización de nuestras sociedades, el incremento de las vulnerabilidades y los riesgos y amenazas para la paz.
Sin vacilaciones, nos sumamos a las voces que alertan sobre la necesidad de respaldar y fortalecer el multilateralismo y las instancias de carácter regional, capaces de establecer canales de coordinación y apoyo, especialmente hacia países y sectores en situación de mayor desigualdad.
Sábado 29 de agosto de 2020
Foto por Ricardo Gomez Angel en Unsplash