El Gobierno de Sebastián Piñera anunció un proyecto de adaptabilidad laboral que promete mejorar la calidad de vida de los trabajadores y las trabajadoras con la opción de reducir a 4 días hábiles la semana, lo que podría forzar a trabajar hasta 13 horas diarias, 50 horas semanales o 200 horas mensuales. Es decir, someter a los chilenos y las chilenas a una de las jornadas de trabajo que, incluso sin estos cambios, figura entre las más largas del mundo: 1.990 horas al año, frente a la media OCDE de 1.770 horas.
Además, dos de los tres mecanismos de “flexibilidad” de jornadas propuestos por el Gobierno se aplicarían mediante pactos individuales, prescindiendo de los sindicatos, justamente para imponer la asimetría propia de la relación entre empleadores y trabajadores.
Ver documento completo aquí