Energía para Vivir

Por Camilo Escalona, presidente del Instituto Igualdad y ex presidente del Senado

Sin energía el ser humano no puede vivir, así como tampoco puede enfrentar los desafíos que la necesidad de subsistir le impone día a día. Así lo confirma un reportaje a las comunidades pehuenches del Alto Bío Bío que exhibió TVN.

En esas tierras, de modo especial, durante el invierno cuando las nevazones se adueñan de los campos y el frío penetra los cuerpos, cada familia requiere energía para sobrevivir. Esto es para alimentarse, para abrigarse, transportarse, trabajar, vivir.

En su caso mucha de esa energía esta cerca, en las centrales generadoras eléctricas instaladas en su territorio que la ingresan al Sistema Interconectado Central (SIC) para proveer a las ciudades, principales núcleos industriales, conglomerados económicos y grandes consumidores. Pero a ellos no les queda nada. Peor aún, les llegan las cuentas a precios leoninos de las distribuidoras eléctricas.

La riqueza que se produce muy cerca de las comunidades, gracias a las instalaciones allí ubicadas, se radica y concentra muy lejos de ellas y sólo reciben tarifas que les ahogan. Esa es la situación que no puede continuar, que produce una desigualdad agobiante.

Por ello, propuse y reitero la idea de incorporar en la Agenda Energética una reforma legal que incluya la formación de Fundaciones sin fines de lucro, constituidas por las familias, comunidades y agrupaciones sociales adyacentes, vinculadas a los proyectos energéticos que reciban de las utilidades de cada uno de ellos una compensación.

Esta debería estar expresada en un número determinado de acciones intransferibles, que debidamente capitalizadas entreguen a las comunidades organizadas recursos suficientes para invertir en sus demandas más apremiantes, como infraestructura educacional o de salud, financiamiento de atención de especialistas, adquisición de motores y combustible para los meses de aislamiento, bibliotecas o equipamiento computacional u otras que en cada localidad se decidan, por las propias familias o grupos sociales interesados.

Hay que romper con la lamentable situación en que al lado de una termo o hidroeléctrica o de una central de paso, sólo se ve pobreza y penurias de diversa índole.

El volumen de ingresos de estos mega proyectos perfectamente puede dar cuenta de esta propuesta, no sólo eso tendrían la aceptación ciudadana que han perdido en la medida que no asumen estos nuevos requerimientos del Chile de hoy.

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