Ricardo Solari y René Jofré.
1.- Un proceso en marcha.
El 1 de abril se realizaran las primarias de la Concertación para elegir sus candidatos a alcaldes.
Esto ocurrirá en todas aquellas comunas donde más de un militante o independiente o simpatizante de esta coalición está disponible a representarla en las elecciones municipales de octubre de este año. Este proceso se hará efectivo en 157 comunas lo que representa el 45,7% del total de municipios del país.
Invisibilizada por los medios de comunicación, esta elección y su proceso previo constituye una experiencia original y una gran innovación en la política chilena. Sus consecuencias serán de gran impacto en el sistema político, en los mecanismos de representación ciudadana y en el rol de los partidos políticos. Esta es la primera vez en la historia de Chile que representantes de una coalición a elecciones municipales son elegidos en un proceso de abierta votación ciudadana.
Antes, en la Concertación los candidatos a alcaldes y concejales eran fruto de una compleja y sinuosa negociación entre los partidos, que dejaba en la mayoría de los casos entregado al designio de las “cuatro paredes” quién sería el candidato, sin procesos efectivos que involucraran a un conjunto mayor de ciudadanos en las decisiones.
Este proceso que se inicia no está exento de dificultades, temores, desconfianzas y recelos. Pero puede ayudar significativamente a recuperar la buena fe y amistad cívica en los partidos que participaran y acercar a los ciudadanos a decisiones políticas relevantes.
En el caso de Chile el ejercicio de primarias no es nuevo. La Concertación ya hizo en el pasado ensayos exitosos en esta materia. Primero, de modo acotado, en la definición de la opción presidencial de 1993 entre Eduardo Frei y Ricardo Lagos. Luego, ampliando el universo electoral total, en la exitosa experiencia de 1999 entre Ricardo Lagos y Andrés Zaldívar, donde participaron más de 1 millón y medio de electores.
En el sentido contrario, tenemos que consignar la elección primaria presidencial del 2009 (entre el senador Frei y el senador Gómez) donde el carácter defectuoso y restringido del proceso fue un anuncio anticipado de la derrota electoral del candidato de la Concertación.
Calificada esa primaria, con justicia, como “trucha” tuvo, sin embargo, un efecto beneficioso: imponer como propósito político de primer orden el construir mecanismos amplios y participativos que produjese resultados legítimos y aceptables. Por ello, los parlamentarios del bloque han apoyado el proyecto de primarias legales sin excepciones.
Desafortunadamente, el evento de Abril ocurrirá sin que estas elecciones primarias tengan un marco legal, porque la iniciativa respectiva ha tenido un retraso en el Parlamento, según quienes legislan, destinado a coordinar este proceso con la nueva ley de inscripción electoral, recientemente promulgada que permite la inscripción automática y el voto voluntario.
Habrá primarias en las comunas de Santiago, La Florida y Maipú, entre otras de la Región Metropolitana. Habrá primarias en Arica, Antofagasta, Copiapó, La Serena, Valparaíso, Rancagua, Talca, Temuco, Valdivia, Puerto Montt y Punta Arenas. Es decir, la mayoría de las capitales regionales del país.
Habrá primarias en Colchane, Alto del Carmen, Los Vilos, El Tabo, Coltauco, Licantén, Tirúa, Lonquimay, Palena, Lago Verde, San Gregorio, Putre y Mariquina, entre otras, en una muestra que este ejercicio democrático llegará a todo el país.
Los autores de esta columna elaboramos en conjunto hace más de un año un documento que propuso los fundamentos y criterios para poner en marcha este proceso. Cuando lo hicimos nunca pensamos que esta adquiriría esta dinámica y esta masividad.
Dijimos entonces que en todos los casos donde la legítima competencia se plantease, las primarias serían el único camino para dirimir. Dichas primarias tendrían que cumplir con los requisitos de seriedad en su realización y contar con una adhesión popular relevante que le otorguen legitimación. Esto es lo que está en marcha en 157 comunas del país.
2.- Virtudes y riesgos de las primarias.-
La literatura sobre elecciones primarias, básicamente referidas a la experiencia norteamericana, tiene conclusiones disimiles sobre su valor respecto del fortalecimiento de la democracia.
Las críticas consideran los factores de excesiva influencia del dinero en sus resultados, por una parte y el negativo efecto para la opción de las candidatas mujeres en ausencia de mecanismos de discriminación positiva por otra.
Quienes se declaran partidarios de estos procesos valoran la importancia de este tipo de elecciones en la promoción de debates más precisos de orden programático (en la política norteamericana la mas de la veces concentrada en cuestiones valóricas o referidas a la economía doméstica y la política exterior) y la importancia de involucrar a más personas a decisiones y votaciones de claro orden político.
Hay coincidencia en que la extensión de las primarias debilita el poder decisional centralizado de los partidos y su propia autonomía. La deliberación y el poder partidario también ceden porque los acuerdos referidos a cuestiones doctrinarias, ideológicas o programáticas, quedan subordinadas a la autonomía que se deriva de los amplios ejercicios electorales y participativos que entornan las primarias.
Pero en el caso de Chile este riesgo prácticamente no existe porque la profundidad y extensión del debate intelectual o programático al interior de los partidos es estrictamente marginal. De este punto de vista el proceso de primarias es más bien un desafío que una amenaza. Los partidos deberán repensar sus programas locales para hacer frente a la nueva realidad que se instala en el país.
El peso del dinero en las primarias es un riesgo evidente, toda vez que el proceso de movilización de electores voluntarios a procesos previos a una elección, requiere niveles mayores de conciencia política. En ausencia de ello, muchas veces se recurre a incentivos clientelares especialmente cuando hablamos de electores de bajos ingresos.
Pero, en nuestro caso, este factor negativo forma parte de una necesidad que engloba a todos los procesos electorales del país. Efectivamente, la necesidad de regular en forma decidida la relación de dinero y política es de suma urgencia más allá de su importancia en elecciones primarias.
El desprestigio de la política y de las negociaciones intrapartidarias, en buen medida estimuladas por el sistema binominal que impide la competencia franca de todos los actores políticos en procura del voto ciudadano, ha sido el principal sustento del actual movimiento para la realización de primarias. Las decisiones entre cuatro paredes ya no daban para más .El viejo sistema conservador de” el que tiene mantiene”, al margen de la evaluación de desempeño de la autoridad en el cargo, tampoco resistía el juicio ciudadano.
En este proceso, generado sin un marco legal, es particularmente importante que el resultado que emerja de las urnas sea respetado. Porque la idea de definir candidatos comunes de un amplio arco político, el que sumado a un acuerdo con el PC podrán representar a prácticamente toda la oposición, requiere de consistencia y seriedad tanto de quienes compiten como de los partidos a los cuales representan.
Se trata de que los ciudadanos vean alternativas realmente competitivas y no sean víctimas de la fragmentación de opciones. En algunas comunas de Chile veremos también la tensión entre este sistema institucional de resolución de controversias y su esfuerzo por imponerse al caudillaje local y su eventual irrespeto a las formalidades del proceso democrático en curso.
El proceso de primarias nos permite evaluar la importancia de la tecnología aplicada a la política democrática y al desarrollo de procesos electorales y de consulta de bajo costo y de fácil organización. Desde ese punto de vista el proceso en curso es un gran y valioso experimento, que podrá utilizarse para consultar otras temáticas y extenderse a otras instituciones .Lo mismo ocurrirá con los ciudadanos que integren el voluntariado requerido para armar el trabajo que se requiere el 1 de Abril.
La derecha sigue fuera de estas buenas prácticas. Partidarios de la democracia restringida, del sistema binominal, obvian estos procesos participativos e insisten, más allá de sus diferencias y matices, en los acuerdos cupulares. El proceso de primarias en la Concertación es irreversible, es imposible que su efecto demostración no vaya más allá y no golpee a las fuerzas conservadoras, el que sigue prefiriendo el “dedazo” a la hora de elegir sus candidatos. Esos tiempos tarde o temprano llegaran a su fin.
Las primarias se transformaran en parte de la realidad político institucional del país para bien de los ciudadanos y de su libertad de elegir. Otras normas deberán fortalecer el rol de los partidos para darle cauce y forma a procesos de mayor densidad de tal forma de ir avanzando en una democracia robusta, con fuertes e incuestionables mecanismos de participación y solidos espacios de deliberación. Esa es la siguiente tarea.