Ese añoso roble que siempre ha sido Gonzalo Rojas está allá, en Chillán, su ciudad,
elegida por él para vivir con Hilda y no para morir. En su casa y con sus rosas, con sus libros y con toda su poesía a cuestas, acompañado por los suyos, le planta cara a la muerte. ¿ Y qué, pensará Gonzalo, si eso es lo mío, lo que siempre hice ejerciendo el oficio mayor donde estuviere, en mi Lebu natal y lluvioso, en el norte duro y salobre, en ese Concepción germinal en el que los jóvenes aprendían las lecciones universales y subversivas, en Cuba o en China, en el exilio o en Medellín, o en las capitales del mundo recibiendo premios de concursos a los que no había postulado?. En “ Los días van tan rápido”, Gonzalo escribió:
“ Estemos preparados. Quedémonos desnudos
con lo que somos, pero quememos, no pudramos
lo que somos. Ardamos. Respiremos
sin miedo. Despertemos a la gran realidad
de estar naciendo ahora, y en la última hora”
Imposible no citar ahora ese y otros fragmentos de su poesía esencial para ilustrar, como en un cuadro de su amigo Roberto Matta, su bello combate vital y literario contra la muerte, que es el título de uno de sus libros. Y de allí, y del poema con similar título, citamos para reforzar lo dicho:
“ Me hablan del Dios o me hablan de la Historia. Me río
de ir a buscar tan lejos la explicación del hambre
que me devora, el hambre de vivir como el sol
en la gracia el aire, eternamente”
Estén donde estén, todos tus amigos, Gonzalo, están, estamos, admirando tu lucha contra la muerte al igual que admiramos tu vida y tu poesía. Con una secreta esperanza que no nos atrevemos a confesar, estamos esperando confiados el resultado de tu combate por “ vivir como el sol, en la gracia, eternamente”. Y vuelvo a citar tu poesía porque es imposible decirlo bien sin citarte. Ella vivirá sin duda de ese modo.
Estoy releyendo tu poesía, Gonzalo, en la segunda edición de tu “ Antología de Aire”, en la que vencimos la discreción de Hilda e incluimos su nombre como quien seleccionó los poemas antologados en ese libro fundamental que coordinó editorialmente Patricia para el Fondo de Cultura Económica. Y me enorgullezco de tu dedicatoria: “ A Patricia y Julio, mis hermanos únicos. Gonzalo Rojas. A 2005 y 28 de febrero”. Hoy, a 2011 y 11 de marzo, te envío mi abrazo fraterno y agradecido por ser como eres, por luchar como luchas y por haber escrito poesía.
Un poema de Rojas en «Contra la muerte»…Los dias van tan rápido…
Los dÃas van tan rápidos en la corriente oscura que toda salvación
se me reduce apenas a respirar profundo para que el aire dure
en mis pulmones
una semana más, los dÃas van tan rápidos
al invisible océano que ya no tengo sangre donde nadar seguro
y me voy convirtiendo en un pescado más, con mis espinas.
Vuelvo a mi origen, voy hacia mi origen, no me espera
nadie allá, voy corriendo a la materna hondura
donde termina el hueso, me voy a mi semilla,
porque está escrito que esto se cumpla en las estrellas
y en el pobre gusano que soy, con mis semanas
y los meses gozosos que espero todavÃa.
Uno está aquà y no sabe que ya no está, dan ganas de reÃrse
de haber entrado en este juego delirante,
pero el espejo cruel te lo descifra un dÃa
y palideces y haces como que no lo crees,
como que no lo escuchas, mi hermano, y es tu propio sollozo allá
en el fondo.
Si eres mujer te pones la máscara más bella
para engañarte, si eres varón pones más duro
el esqueleto, pero por dentro es otra cosa,
y no hay nada, no hay nadie, sino tú mismo en esto:
asà es que lo mejor es ver claro el peligro.
Estemos preparados. Quedémonos desnudos
con lo que somos, pero quememos, no pudramos
lo que somos. Ardamos. Respiremos
sin miedo. Despertemos a la gran realidad
de estar naciendo ahora, y en la última hora.
De “Contra la muerteâ€