¿Quién les dio poder a las calificadoras?

Calificadora de riesgos

En la Unión Europea ha cundido la molestia y la indignación frente a las agencias calificadoras de riesgo. Y ello con razón, porque por primera vez los afectados por las decisiones de esos entes privados se han preguntado quién les dio el poder a Standard & Poors, Moody´s y Fitch Ratings para actuar , ya no sólo en relación con sus economías, sino también con su marcha política y sus democracias.

El punto culminante se alcanzó con el recorte masivo de rating de la deuda soberana de 9 países de la zona euro, entre ellos Francia, Italia, España y Portugal, dispuesto por la agencia Standard & Poors el 13 de enero. De allí en adelante los análisis sobre estas entidades no se han detenido. El comisario de asuntos económicos, Olli Rehn, lideró las críticas más duras al fustigar el rol de estas agencias, asegurando que están en línea “con el capitalismo financiero estadounidense”. En una de sus entrevistas ante las cadenas europeas afirmó que “las agencias de rating no son institutos de investigación imparciales”, agregando que varias de ellas hicieron sus ganancias aprovechándose de la “desestabilización”.

En la víspera de la cumbre de la Unión Europea de esta semana en Bruselas, las críticas y análisis se incrementaron, sobretodo porque la realidad social ha mostrado cifras de desempleo nunca conocidas en la Europa moderna: casi 24 millones de parados.

Las medidas de ajuste aplicadas por algunos líderes (y digamos con franqueza, para no caer en malas calificaciones de tales agencias) han mostrado que es un camino a una recesión profunda.

Las protestas se multiplicaron y mostraron su rostro en las calles de Bélgica.

¿Cómo se llegó a todo esto? Por una parte, porque algo no ha funcionado como corresponde a nivel político en los dirigentes europeos e, incluso, más allá. Parece inconcebible que, como resultado de esta crisis que comienza en el 2008 en Estados Unidos, el epicentro se haya trasladado a Europa y la defensa del euro, mientras estas agencias calificadoras de riesgo entraron con fuerza a dictar e imponer una agenda.

¿Tenían méritos para ello? Cuando en septiembre de ese año se produce la quiebra de Lehman Brothers, origen de la crisis económica global, fueron muchos los que levantaron la voz y dijeron: ¿dónde estaban las agencias calificadoras de riesgo? ¿Cómo es posible que hasta el día antes de la quiebra de Lehman Brothers, las agencias lo calificaron como un banco de inversión con AAA, o sea la máxima seguridad? ¿Cómo es posible que lo mismo haya ocurrido con otros bancos de inversión, que fueron salvados gracias a las maniobras que hizo el Tesoro de EE.UU., mientras algo similar ocurría con otros bancos en Inglaterra y en Europa continental? Producido aquello fueron muchas las voces que llamaron a establecer regulaciones nuevas y muy profundas para que esto no volviera a ocurrir . ¿Es posible que tareas tan importantes como la sanidad de la banca y las sociedades de inversión y las sociedades anónimas sean calificadas por agencias financieras que tienen también intereses creados en los mismos bancos que deben vigilar y controlar? Porque calificar un banco con AAA y luego salir a vender sus bonos al mercado es algo muy rendidor si, como resultado de los bonos que se venden en el mercado, se tiene una comisión importante . Pero nada se hizo para cambiar esa situación y hoy esas tres sociedades (Moody, S&P y Fitch) prácticamente controlan el 90% o más de todas las agencias que califican riesgos en el mundo.

Estas agencias nacen hace más de 100 años para orientar a aquellos interesados en invertir en las bolsas: su tarea era señalar el nivel de seguridad de las acciones de tal compañía o tal banco. Y era, por supuesto, un tema de cada persona creer o no en sus análisis. Fue sólo a partir de la década de los 70, cuando los Estados empiezan a financiarse emitiendo bonos soberanos, cuando tales agencias crean un método de calificación aplicable a los distintos países.

Así la deuda de un país se vio castigada con más o menos intereses, según el análisis de tales agencias, lo cual pasa por su propia lectura de lo que constituyen conceptos de estabilidad política y funcionamiento democrático en un país.

En suma, si tales agencias dicen que su “riesgo-país” es alto, las empresas públicas y privadas de ese país tendrán que pagar más intereses cuando obtengan capital externo.

Como lo dije una vez en un mensaje presidencial, era importante tomar conciencia de cuánto dinero dejaban de pagar las empresas al exterior si se mantenían los equilibrios fiscales y el “riesgo-país” era bajo . A la vez, cuánto significaba ello para el Estado al disponer de más recursos para desarrollo social.

Ahora el papel de tales agencias se ha convertido en algo inaceptable e insano para el devenir político del siglo XXI. Insinué alguna vez que podría pensarse en la creación de algunas agencias internacionales de carácter público dependientes de organismos como el FMI, para el control de la banca, o del Banco Mundial, para las grandes compañías o empresas. Pero lo que no tiene lógica es lo actual, donde entes privados andan poniendo la nota a los países. Y lo hacen con amenazas si no siguen sus recomendaciones. Todo esto por una ideología que otorga al mercado el rol de “mano invisible” que moldea y estructura una sociedad. Craso error.

Es la Política (así con mayúscula) definida por los ciudadanos la que dice a sus dirigentes cómo debe ser una sociedad . En Europa, los líderes no han estado ejerciendo esta tarea y de ahí el enojo de sus ciudadanos. Por ello, algunos piensan que se podría crea una agencia calificadora de riesgos propia de la Unión Europea. Y creo es un tema que debiera ser abordado en la próxima Cumbre del G20. Más allá de si nos califican bien o mal, es inaceptable que entes privados, a quienes nadie dio el título para entrar a calificar gobiernos y que cargan con el prejuicio de sus propios intereses, aparezcan como si fueran los últimos gurúes . Gurúes que no supieron adivinar lo que se venía el 2008.

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Comments

  1. Bienvenido este certero artículo de nuestro ex Presidente Lagos, que apunta a la revalorización y resignificación de la Política, tal como él la define.No son sólo las calificadoras de riesgo las instancias privadas ( y dependientes del poder financiero) las que regulan la vida económica global y local. Lo ocurrido recientemente con la tasa LIBOR, a nivel global, y con el rol atribuido a las empresas auditoras externas en el caso de La Polar, a nivel local, así lo demuestran.Ojalá estos temas se incorporen a nuestro escuálido debate político chileno.Este artículo es un buen punto de partida para ello.

  2. Nuestro ex presidente apunta a cosas muy importantes. He visto como estas agencias han hecho temblar gobiernos europeos con el solo anuncio que su calificacion baja. Le ocurrio a Rodriguez Zapatero y eso resulto dramàtico para el gobierno socialista de España. Ahora, es curioso que Hollande no haya anunciado que Francia va a impulsar la creacion de una agencia europea. Me parece que lo anunciò incluso en su programa.
    ariel ulloa

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