Claves argentinas de la expropiación de YPF

YPF

La mayoría de los análisis sobre la expropiación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) por parte del gobierno de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK), enfatizan las causas de corto plazo que habría tenido para impulsar la medida; las energéticas, económicas y políticas. Poca atención se ha puesto en los factores históricos que motivan la iniciativa desde una óptica de política interna, y las consideraciones de largo plazo que incitan al gobierno argentino. Cuestiones que explican el amplio respaldo ciudadano, y la rápida aprobación que tendrá la Ley en el Congreso.

La Historia de la Empresa

YPF fue fundada en 1922, sirviendo de modelo para las empresas petrolíferas de la región; la uruguaya ANCAP (fundada en 1931) la boliviana YPFB (de 1936) e incluso la brasileña Petrobras (1953). Nuestra criolla ENAP fue fundada en 1950 (por González Videla!!). En su momento la creación de YPF se vinculó al concepto de “dependencia críticas”, difundido especialmente entre los militares trasandinos. Uno de ellos, Enrique Mosconi, ingeniero militar, fue el ideólogo del monopolio estatal del petróleo y el primer presidente de YPF. Los Hidrocarburos se trasformaron en tema de discusión pública, de la mano de la competencia con empresas privadas extranjeras; la británica Shell y la norteamericana, Standard Oil.

El posterior “sueño de un desarrollismo endógeno argentino” tuvo una historia sinuosa, consistente en una extendida retorica populista, junto a un pragmatismo algo oportunista; como fueron las gestiones de los presidentes Juan Domingo Perón y Arturo Frondizi. En otros momentos predomino un enfoque de empresa estratégica, como ocurrió en la presidencia de Arturo Illia. Progresivamente, YPF se trasformó en un botín de guerra, y ya en los años 70 se inicia un proceso de “vaciamiento” financiero.

De esta manera YPF se constituyó en la principal empresa del país, símbolo de soberanía en materia de explotación del petróleo. Los recursos del crudo permitieron, en el lapso de su creación hasta 1989, crear toda una infraestructura vial nacional y provincial y expandir las redes domiciliarias de gas. Esos fondos fueron fundamentales para la construcción de las represas hidroeléctricas, y apoyaron la previsión y a otras empresas del Estado argentino. Como se dice en ese país, YPF creó pueblos, escuelas y redes de comunicación.

En el contexto de la ola neoliberal de los 90, el “vaciamiento” (desinversión) fue el principal argumento para la privatización de YPF, proceso cuestionado por sectores de la población. Una década después, las relaciones del nuevo controlador (la multinacional española Repsol) con Néstor Kirchner eran especialmente buenas, lo que facilitó lo que se denomino argentinización, que consistió en que Repsol acepto la venta del 25,4% de las acciones (por un valor de 1.304 millones de dólares) al Grupo Petersen del banquero argentino Enrique Eskenazi, un antiguo conocido de Kirchner. Socios que no ponían un dólar al contado; la deuda sería cancelada con los mismos beneficios o utilidades generados por la compañía en el futuro.

La Coyuntura Política

La expropiación del 51% de las acciones de YPF, en estrictos rigor es una renacionalización, ya que la empresa había sido privatizada en 1992, durante el gobierno de Carlos Saúl Menem. Una de las paradojas de esta privatización es que fue apoyada por el entonces gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner. Este es uno de los flancos políticos de la medida, que abre por lo demás una interrogante sobre los elencos de autoridades de la administración de CFK. La política energética de los últimos ocho años ha sido impulsada por las mismas autoridades que decretan hoy la expropiación.

El desencadenamiento de la crisis parece tener dos grandes causas. Por un lado, la crisis de la política energética promovida por el kirchnerismo, a todas luces inviable a mediano plazo. Por otro lado, un tema de expectativas: en diciembre del 2010 se certificó la existencia de importante reservas de gas y petróleo “no convencionales” en la zona de Vaca Muerta (entre Neuquén y Mendoza). Su explotación resolvería los problemas energéticos, ya que convertiría al país en autosuficiente y triplicaría las reservas conocidas. YPF es la concesionaria del yacimiento; aunque las provincias son propietarias del subsuelo.

El fracaso de la argentinización de YPF, que hacen que Repsol no sea capaz de asumir financieramente la puesta en explotación de las reservas de Vaca Muerta, plantean en toda su crudeza las exigencias del autoabastecimiento energético. En los últimos meses los problemas continuaron, el desastre comenzó a repercutir sobre la economía y obligó al ejecutivo a presionar por un incremento del abastecimiento. Como se ha dicho, el oficialismo se enojó con sus viejos socios, quitó subsidios a las empresas, denunció sobreprecios, cuestionó prácticas monopólicas y obligó a liquidar las divisas.

Al final, vino la expropiación al socio extranjero ¿Pero por qué solo al socio extranjero? En el tema, falta tiempo para tener más certezas, por ahora todas las respuestas resultan dudosas o incompletas.

La medida parece la proyección de una corriente intrínseca a un gobierno que tiene como uno de sus objetivos el desmantelamiento de las reformas neo liberales de los 90. Al respecto, la figura del profesor universitario Axel Kicillof, un economista especialista en John M. Keynes, ha resultado el catalizador de un eventual proyecto cristinista. Este último probablemente será distinto al impulsado por Néstor Kirchner (a pesar de lo que piensen y deseen sus partidarios y detractores), y más acorde con las tendencias post-neoliberales que se desarrollan en la región.

La expropiación ha sido asociada, creemos que demasiado ligeramente, a otras nacionalizaciones ocurridas en la región en los últimos años. Por ejemplo, a la “nacionalización” de los hidrocarburos efectuada por Evo Morales en Bolivia, en mayo del 2006. Sin embargo, en estricto rigor esta última fue un aumento substancial en la participación estatal en las regalías que las petroleras transnacionales. La nacionalización de YPF se parece más a lo ocurrido en Chile en 1971, con la nacionalización del 100% de la gran minería del cobre.

Palabras Finales

¿Es un salto al vacío de la administración de Cristina Fernández? Internamente no, la aprobación de la Ley en el Congreso será amplia, incluso apoyada por sectores opositores: el centro derechista Mauricio Macri, jefe del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, el único político importante que inicialmente se opuso, ya el día miércoles 18 matizaba sus afirmaciones. Más aún, el mismísimo Carlos Menem!, ahora senador, apoyo públicamente la expropiación, sosteniendo que Repsol no había cumplido sus compromisos y que estábamos en otra época.

Externamente, es una cuestión mucho más compleja para CFK. Si no consigue financiamiento para los nuevos proyectos de explotación será un fracaso total; no resolverá el problema energético que tiene entre manos, y confrontará al país con España y otras naciones desarrolladas. Pero la administración kirchnerista ha demostrado en la historia reciente que la variable externa no es algo que desvele el sueño; por mucho que la turba neo liberal amenace con el riesgo país o la caída de la inversión externa y otros flagelos. Por lo demás todo indica que la experiencia trasandina al respecto no ha sido tan traumática como se suele señalar en nuestro país; entre otras razones, porque las empresas han seguido invirtiendo para no perder oportunidades de negocios.

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