Los socialistas de Bío Bío también estamos indignados

Región Bío Bío

El país ha sido testigo de las masivas jornadas de protesta encabezadas por diferentes actores de la ciudadanía. Ayer fueron quienes clamaban por oponerse al exterminio del recurso hídrico en la Patagonia y denunciar las barbaries de las hidroeléctricas, luego salieron a la calle los estudiantes de enseñanza media, los profesores y los estudiantes universitarios exigiendo reformas fundamentales para la educación que ha sido y no quieren que siga siendo presa fácil del sistema neoliberal, donde la educación no se percibe como un derecho reconocido por la carta universal de derechos humanos, sino que la mira desde el concepto de la libertad de enseñanza, que en la sociedad neoliberal significa hacer de la educación una mercancía “comprable”. Un lucro. Se han sumado transversalmente diferentes sectores con distintas demandas. La magnitud del movimiento ha sorprendido al gobierno, pero también al conjunto de la clase política. Es normal que el empresario-presidente manifieste sorpresa e incomodidad y no encuentre una explicación para esta convulsión social en circunstancias que “al país le va tan bien”. Claro, Chile crece a más del 6%, la cesantía baja y el consumo aumenta, por lo tanto todo el mundo debiera estar tranquilo. Es la lógica de una derecha que no ve, o no quiere ver, que el crecimiento beneficia solo a unos pocos y no chorrea, que la cesantía baja pero con empleos precarios y cada vez más con menos sindicalización y que el consumo aumenta en base de un endeudamiento intolerable. Es una burbuja. Lo que ciertamente no nos parece normal es que la Concertación y en especial nuestro Partido, hagamos una lectura simplista de estas protestas, sumándolas automáticamente a la oposición al actual gobierno de derecha. Por lo tanto bienvenidas sean. No queremos ver que uno de los comunes denominadores de las variopintas manifestaciones es el rechazo a todo lo que huela a partidos políticos oficiales y que tal rechazo nos incluye. Tampoco nos damos cuenta o no queremos, que lo que se comienza a cuestionar masivamente es un modelo económico y político heredado de la dictadura que la Concertación no pudo- o no quiso- modificar en 20 años de gobierno. Nos parece impresentable que luego de las grandes manifestaciones en contra del proyecto de HidroAysén y las multitudinarias manifestaciones en torno a la defensa de la educación pública, de los últimos días, el Partido aún no haya entregado una opinión acabada que explique las causas de fondo de la convulsión social que estremece al país. Lo única señal dada, negativa por su puesto, fue nuestra asistencia a un almuerzo en la Moneda que terminó en fiasco. El Presidente del Partido la calificó de tongo. La intransigencia de la UDI frente a las reformas políticas que iba a proponer Piñera para descomprimir la presión social hizo abortar el condumio. Si la UDI no se hubiese cruzado seguro que estaríamos embarcados en una “política de acuerdos”, reedición de ”la democracia de los acuerdos” de los tiempos del tándem Boeninger-Correa. Una vez más habría hecho de bomberos del incendio social. Una vez más habríamos mirado para el lado en aras de la mal entendida paz social. Es claro, nuestros dirigentes habrían sido elevados al nimbo de los “hombres de estado”…ganándose eso sí el desprecio de los indignados de hoy. De paso habríamos hecho una contribución para que las oligarquías políticas y empresariales santiaguinas durmieran tranquilas. Unas disponiendo de un poder retenido durante más de 20 años y los otros ganando dinero a manos llenas.

Con posterioridad a la derrota presidencial, los socialistas del Bio Bío dirigimos una carta a la Mesa del Partido en la que entregamos nuestra opinión acerca de sus causas y pedíamos una autocrítica. Hasta hoy esperamos una respuesta. En esa carta señalábamos que para construir un nuevo proyecto y ofrecerlo al país, debíamos hacer pie en el país real y sus problemas pendientes. Ese país que Piñera y la derecha no conocen, pero que nosotros los socialistas tenemos la obligación, no solo conocer sino también representar. En la oportunidad dijimos que , el país real no es solo aquel que nace, vive, estudia, se divierte y muere en las comunas segregadas del sector oriente de la capital o ese de los poderosos que atesoran en sus manos riquezas impropias de un país en vías de desarrollo. Donde 4 grandes empresarios-entre ellos el Presidente-según Forbes cuentan con un patrimonio de más de 45 000 millones de dólares, es decir mucho más que el monto de las pérdidas sufridas por el país luego del Gran Terremoto. Es ese país real es el que ha salido a la calle a protestar y lo seguirá haciendo. Es el de los mineros atrapados en el norte y que laboran en condiciones de inseguridad impropias, el de las etnias originarias perseguidas utilizando una ley antiterrorista inicua y heredada de la dictadura, el de una juventud que para estudiar debe hipotecar su futuro con los bancos, es el de una casta empresarial de extrema derecha que vive del chanchullo como el de la Polar y la colusión de las farmacias, es el país de democracia inmadura donde la concentración del poder ha llegado a límites intolerables y que hacen de nuestra democracia casi una ficción, donde se regula el sueldo mínimo so pretexto de que el subirlo significa cesantía mientras las máximas utilidades no se regulan sino se estimulan. Es el del consumismo desatado que nos hace creer que somos ricos, claro en base de un grave endeudamiento.

Para dar una respuesta socialista a la indignación social, que también es la nuestra, es necesario que el Partido efectúe de una vez una reflexión profunda acerca de la realidad del país pero sin mirarse el ombligo. No basta con mostrar logros de 20 años de gobierno y que ciertamente no son pocos. Hay que incursionar en el lado oscuro de Chile aunque no nos guste y que eso signifique que la gente indignada nos apunte con el dedo y cuestione nuestra sinceridad. Tendremos que reconocer con coraje que muchas de las facetas ocultas de Chile son bien distintas de aquellas que tantas veces hemos destacado y que presentan artificialmente al país como una especie de “tigre” en medio de un vecindario incómodo. El ejercicio será lacerante pero es ineludible. Será necesario terminar con ciertos mitos que ocultan la realidad de millones de chilenos. El país es lo que es y no otra cosa. Hemos ingresado a la OCDE, pero ¿podemos mirar de igual a igual a los socios del club? ¿Contamos con una democracia madura? ¿Cómo explicamos que en 20 años de gobiernos de la Concertación se hayan profundizado la desigualdades? ¿Por qué el poder està tan concentrado y que nosotros no hayamos hecho nada para terminar con esta realidad? Ciertamente que las preguntas que deberemos responder son muchas y las respuestas lacerantes.

LOS OBSTÁCULOS QUE IMPIDEN DAR UNA RESPUESTA CABAL A LA INDIGNACIÓN

1.-  La Constitución de 1980 no ha permitido el desarrollo de una democracia plena.

El golpe de estado de 1973 arrasó con las libertades y borró de una plumada los derechos adquiridos por los trabajadores durante decenios de lucha. Terminó de la noche a la mañana con la vieja república construida con esfuerzo a lo largo de 170 años de vida independiente. Pinochet y sus aliados civiles, la derecha recalcitrante -la misma que hoy gobierna-, decretaron la muerte de la Constitución de 1925 a las pocas horas de la toma a sangre y fuego de La Moneda y arrasaron con las instituciones republicanas. La Constitución de 1980 elaborada por un grupo de ideólogos de derecha encabezados por Jaime Guzmán y aprobada en un plebiscito fraudulento, consagra y fosiliza un modelo político antidemocrático y es el escudo protector de un modelo económico que está en la raíz de las desigualdades imperantes. Mientras esta Constitución siga vigente no estaremos en condiciones de dar respuestas de fondo a las demandas sociales y políticas del pueblo hoy movilizado. Obviamente que el gobierno de la derecha no puede, por razones ideológicas, llegar a cuestionar su propia constitución para dar respuesta a las demandas. Nosotros sí; podemos y debemos decirle a la gente que sus demandas solo tendrán respuesta cabal y de fondo cuando terminemos con la constitución de 1980 y contemos con una nueva Carta Fundamental que tenga su origen en el pueblo soberano. Pero estamos obligados a entregar las razones por las que en 20 años de gobierno no lo hicimos. Esto nos obliga a romper amarras con nuestro propio pasado reciente, con nuestros temores y lealtades y en especial con la ideología neoliberal que nos ha infiltrado. Debemos hacer todo por terminar a la brevedad con la actual Constitución por la vía del plebiscito o de una Asamblea Constituyente elegida por sufragio universal La nueva constitución tendrá un contenido profundamente democrático y republicano, defensa de los DDHH y contemplará un régimen semipresidencial con un parlamento unicameral. En el nuevo cuerpo constitucional quedará establecido el plebiscito como mecanismo democrático para dirimir los conflictos entre el ejecutivo y el legislativo. Establecer el plebiscito como forma de dirimir las grandes controversias, de igual modo, establecerse un sistema legal y obligatorio de primarias para las presidenciales y de financiamiento para los partidos políticos a fin de evitar la intromisión de los grandes empresarios en las decisiones de política pública.

Es urgente terminar con el sistema binominal y establecer en la elección de las autoridades de manera uniforme un sistema proporcional.

2.- Modelo Económico concentrador y excluyente

La crisis económica y financiera que sufre el mundo es el resultado, lo sostienen la gran mayoría de los economistas, de la aplicación de un modelo económico ultraliberal basado en las desregulaciones, privatizaciones, control del gasto fiscal y la reducción del tamaño del estado y su poder en el manejo y regulación de la economía.

En nuestro país, el modelo económico heredado de la dictadura se basa en la apertura al exterior y en la liberalización extrema de los mercados internos, el desarrollo de una institucionalidad económica y social en que los grandes empresarios resultan favorecidos, la masa laboral absolutamente desfavorecida y los consumidores indefensos. El Estado queda reducido a un rol subsidiario y prescindente en relación al funcionamiento y resultados de la libre operación de los mercados. El resultado está a la vista, baste señalar lo ocurrido en la Polar con màs de 400 mil consumidores sencillamente estafados, la colusión de las farmacias y los graves conflictos de interés que cruzan a este gobierno, no sólo al empresario-presidente sino también al empresario-ministro de educación, al empresario-ministro de minería. Los defectos estructurales de la educación y la salud solo tienen explicación en que se han aplicado allí las lógicas del mercado y ese ha sido un profundo error. Obviamente que para dar respuestas de fondo entonces a nuestros estudiantes y profesores, a las universidades del estado y al país, tenemos que entrar no sólo a cuestionar sino a terminar con el actual modelo económico. De lo contrario las soluciones siempre serán de parche. Tendremos que reconocer que las políticas neoliberales aplicadas por nuestros gobiernos concibieron a Chile como un mercado donde todas las formas de acción colectivas e individuales, fueron reducidas a los mecanismos de mercado. Es por ello que hemos llegado a ser una sociedad de mercado donde todo tiene su precio y donde la rentabilidad y solamente ella determinan la inversión. Se trata de una sociedad mercantilizada donde el lucro en la educación es normal y deseable, donde hasta la Teletón es utilizada por las grandes cadenas del retail, la Polar entre ellas, para vender y ganar más, donde el consumidor es asaltado por los empresarios, donde se vende a privados la participación accionaria de propiedad pública de todos los chilenos, existente en la Empresa Sanitaria Aguas Andinas. El gobierno de Piñera se guía por estos principios de manera desembozada y brutal. Los gobiernos de la Concertación fueron arrastrados y ganados en gran parte para esta política, de otra manera no se explica la presencia de ex ministros y personeros importantes en los directorios de las grandes empresas, bancos, Isapres, AFP, etc. Para dar respuesta cabal a los indignados tenemos que atravesar el Rubicón y decir, de una vez por todas, que Chile necesita de un nuevo modelo de desarrollo y que ese modelo será necesariamente distinto al actual y que eso pasa por devolver al Estado las capacidades reguladoras y empresariales que le quitó la dictadura. Es necesario democratizar el sistema impositivo, establecer mecanismos potentes de protección para los consumidores, generar controles legales que impidan la creación de conglomerados monopólicos, contar con un sistema público financiado de educación básica, media y universitaria y de salud, modernos, fuertes y tecnológicamente desarrollados. En suma, crear las condiciones para que Chile deje de ser una sociedad de mercado en la que todo tiene un precio y debe generar ganancia, para pasar a ser una sociedad de ciudadanos libres donde la solidaridad sea el norte que guíe sus acciones y el desarrollo una política de bien común.

3.- Centralización del poder. Freno al desarrollo. Chile somos TODOS

Desde nuestro punto de vista el proceso regionalizador está estancado desde hace tiempo. La reconstrucción que no avanza lo demuestra. Las decisiones se toman en Santiago y punto. A nuestro juicio es necesario instalar en la agenda del país la dimensión política del desarrollo regional. De una vez por todas es necesario instalar en la discusión nacional la cuestión de la redistribución del PODER entre el centro y las regiones. Los acontecimientos de Punta Arenas fueron una señal. Desde la región del Bio Bío tenemos la obligación de otorgar otra muestra, es intolerable que ya en el siglo XXI exista una relación de dominación entre la Región Metropolitana y el resto del país. Esta realidad tan negativa para Chile revela desequilibrios graves en las estructura de poder, lo que finalmente se constituye en un freno para el desarrollo económico, social y cultural del conjunto del país y en particular de las zonas más vulnerables, la Provincia de Arauco, por ejemplo. Estamos convencidos que Chile debe constituir un Estado de Regiones que, manteniendo su carácter unitario, se estructure como una entidad nacional que rompa con los actuales desequilibrios de poder. El Estado español no es un mal ejemplo.

Las movilizaciones de masas de los últimos días han revelado una profunda indignación que cruza casi transversalmente a la sociedad, menos por cierto a quienes se lucran con el actual estado de cosas. Esta indignación se produce por un estado de cosas que se ha tornado intolerable.

Esa indignación nos invade también a nosotros, los socialistas de a pie, que no aceptamos que los sueños y esperanzas que nos llevaron a militar en el partido de Allende, parecen haber desaparecido. No es así y vamos a luchar para que las cosas cambien al interior de nuestro partido y por cierto en nuestra sociedad.

DIRECCIÓN REGIONAL BIO BÍO
PARTIDO SOCIALISTA DE CHILE

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Comments

  1. Felicitaciones a los socialistas del Bio Bio. Hacía falta una vision que tenga capacidad autocrítica sobre los ultimos 20 años como proponen los socialistas del Bio BIO. Se lograron cosas durante la Concertacion, pero quedó mucho por hacer y faltó fuerza para incorporar a la ciudadanía en las reformas politicas y sociales…

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